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Columna
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Cuidadores

Anoche nos quedamos en la piscina. Eso sí, llegadas las diez, nos desplazamos unos metros. Es peligroso. No porque puedas caer al agua. No. El problema es que algunos vecinos se preocupan. Tienen el alma en vilo. No duermen pensando que nos puede pasar algo. Son nuestros cuidadores. Seguimos hablando. Autismo y movida eran nuestros temas. Una de las parejas tiene un hijo autista. Todas, hijos que van a la movida.

Sin duda no íbamos a solucionar ningún problema. Los autistas no votan; los jóvenes no gobiernan; los que estábamos allí, bastante teníamos con estar, y todos teníamos cuidadores, que se preocupan por nosotros. Éramos conscientes de la inutilidad de nuestras reflexiones, pero podíamos hablar y escuchar. Era bastante. Además, los temas estaban de actualidad. El Defensor del Pueblo Andaluz acababa de decir que el más joven de los integrantes de las mesas de la movida contaba con 50 años. La movida iban a solucionarla los puretas. Así lo tiene decidido el alcalde Monteseirín.

La posición municipal hizo que, los que no somos alcaldes y no sabemos de movida porque sólo tenemos hijos, nos preguntáramos por qué no opina la juventud. Una respuesta quedó en el aire. Un vecino dijo: no se quiere solucionar la movida, sólo cambiar el sitio. La intención es que los puretas puedan dormir. Es posible que el Defensor, y mi vecino, tuvieran razón. La movida es de los jóvenes y no se comprende que estén ausentes en la búsqueda de soluciones. Era tarde. Nos marchamos.

Cuando iba a dormir, pensé en Pedro. Pedro es autista. Hace dos años que le conozco y hace unos días vi sus dibujos. Retratan su realidad y dan respuestas a sus problemas. Cuando algo sufre, aunque sea una pelota que cae a un pozo, pinta sus sentimientos. Son los suyos. De esta forma se comunica. Si no miras sus dibujos, es imposible comunicarte.

Decidí dormir, se acercaba el sueño. Pensé que si los mayores supiéramos dibujar como Pedro, si decidiéramos leer sus dibujos y conoces sus opiniones, algunos problemas tendrían solución. De todas formas, quedaba un consuelo: al menos los jóvenes cuentan en Sevilla con un lugar para la movida. No es malo que, de vez en cuando, los puretas perdamos el sueño. Pedro, y los jóvenes, están esperando.

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