Contenedores
El pasado abril recibí en mi buzón una circular acompañada de un tríptico desplegable sobre la campaña Madrid limpio es capital, dedicado a los contenedores. Quiero pensar que hacer llegar esta campaña a la zona centro de Madrid, y más concretamente la comprendida entre la plaza de Lavapiés y el Rastro, ha debido de ser un descuido de esa concejalía, habida cuenta del lamentable estado de limpieza, conservación y la gran marginación que nuestro barrio tiene por parte de la administración local.
En esta campaña sobre los contenedores de vidrio y papel, reza de forma destacada Más contenedores, más limpios y más cerca. Debo decirle, señor concejal López Viejo, que en la zona donde resido no hay más contenedores, ni los que había están más limpios ni mucho menos más cerca. Sin embargo, recuerdo que en la calle de Embajadores, y en la misma puerta del mercado de San Fernando, antes de empezar las obras que se han realizado en la zona sí había unos contenedores de vidrio, de aquellos de color verde, donde ahora se concentran a diario gentes que dejan todos los días la zona para el paseo de faquires. Las aceras pueden verse repletas de botellones, siendo bastante difícil recoger uno entero. Aquí sí hacen falta contenedores. Cuando recibí esta campaña, ya casi se me había pasado la indignación que me entró cuando meses antes recibí una primera, también con el lema Madrid limpio es capital, y que hablaba de los medios mecánicos y humanos que el Ayuntamiento pone al servicio de los ciudadanos para mantener limpio Madrid. En esa primera campaña se podían ver fotografías muy sugerentes con todo ese despliegue de medios en plena faena, pero, desgraciadamente, los exteriores donde se realizaron tales fotografías echaban por tierra el mensaje que ustedes querían transmitir.
Imagino que la primera campaña tampoco iba dirigida a nuestro barrio y se envió por error. Si mal no recuerdo, las fotografías estaban tomadas en zonas tales como Moncloa, paseo del Prado, Congreso de los Diputados, Cibeles, Puerta del Sol, plaza Mayor, etcétera. No había ni una sola que tuviera como fondo la plaza de Cabestreros, la de Lavapiés, la de Cascorro, la calle Sombrerete, la calle Huerta del Bayo, etcétera.
Puedo asegurarle que en este entorno es difícil ver algo más que el camión de la basura por la noche, el que recoge trastos de día y algunos operarios limpiando las calles con su carro y su escoba. Jamás he visto la motocaca ni los vehículos barredores, que, sin embargo, no cesan de trabajar en otras zonas, lógicamente de más alta alcurnia.
Sin embargo, el 12 de junio, al salir de casa me encuentro con una muy grata sorpresa: muchos empleados barriendo las calles, bastantes vehículos de limpieza, vehículos con agua a presión para limpiar graffitis y papeles adheridos a la pared. Era curioso, en dos horas hubo en el barrio más medios de limpieza de los que se pueden ver en todo un mes. No pude resistir mi curiosidad y pregunté a uno de los conductores, que, por fin, aclaró mi dudas de la única forma que podía ser posible: el alcalde de Madrid iba a acercarse a 'eso' que han hecho nuevo en la calle del Casino y que muchos vecinos aún no sabemos a qué se va a dedicar. Es increíble cómo dejaron la calle del Casino y sus aledaños en tan sólo unas horas: los huecos de los árboles que hay en el suelo llevaban tiempo llenos de porquería. No quedó ni una colilla y fueron llaneados con tierra como si del mejor jardín se tratase.
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