La ley del embudo
El pasado día 26 de julio, este diario publicaba la noticia de que Telefónica había abierto un centro de recepción de llamadas (información del 1003) en Tánger porque salía más rentable que hacerlo en España. Independientemente de la forma en la que estas multinacionales interpretan la globalización, me ha llamado vivamente la atención la afirmación de que el desvío de las llamadas a Tánger tan sólo supone un ligero incremento en los costes, ampliamente sufragado con el ahorro en salarios. En base a ello, interpreto que el coste de establecimiento de una llamada debe ser, para Telefónica, prácticamente igual, independientemente de la distancia.
Sin embargo, Telefónica aplica unos criterios bien diferentes a la hora de establecer sus tarifas: llamar a Marruecos cuesta bastante más caro que llamar a una población española, y la situación llega a excesos tales como que el coste de una conferencia entre Madrid y Alcalá de Henares (tarifa provincial) sea muy superior al de una conferencia entre Madrid y Torrejón de Ardoz (tarifa metropolitana), pese a que entre Alcalá y Torrejón median apenas 10 kilómetros de distancia. Sin comentarios.
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