Savall redescubre el 'Te Deum' de Terradellas en un concierto memorable
El director catalán rescata la olvidada obra de 1745 en memoria del asesinado Ernest Lluch
La emoción y la dureza de organizar un concierto con un complejo programa que reflejara cuatro de las pasiones de Ernest Lluch -el compositor Ferran Sor, con su Sinfonía en fa mayor; Euskadi, con el Stábat máter del compositor vasco Juan Crisóstomo Arriaga; la Ilustración, representada por la Sinfonía en re menor, 'La divina', de Luigi Boccherini, y la recuperación del patrimonio musical catalán con el Te Deum solemne de Domènec Terradellas-, sumadas a no pocos conflictos protocolarios en un acto que congregó en la iglesia gótica de Sant Genís de Torroella no sólo a la familia del ex ministro al completo, sino a numerosos políticos, entre ellos el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, amigo personal de Lluch, hicieron temer en un primer momento que la música acabara convertida en un actor secundario de la noche. Pero la sabiduría de Jordi Savall se impuso. Lo tenía todo muy bien planeado. Era la noche de Ernest Lluch y de la música, y nada ni nadie fue más protagonista de la velada que él y su pasión musical.
Cuando, pasados pocos minutos de la medianoche, Savall atacaba el último compás del Te Deum de Terradellas, las cerca de 600 personas que llenaban la iglesia de Torroella de Montgrí no daban crédito a que aquella bella obra sacra de un músico que en el siglo XVIII hizo fortuna en Europa como compositor operístico llevara más de 250 años sin interpretarse. Subyugado por aquella bella obra tantos años inédita que acababa de escuchar, el público prorrumpió en una larga ovación y al final, puesto en pie, obligó a Savall y los solistas a salir a saludar en cinco ocasiones.
Dominador de la escritura vocal, Terradellas compone bellas melodías -inspiradísima y elegante la que escribe para tenor sobre el Aeterna fac-para las cuatro arias del Te Deum; es de gran corrección el acompañamiento instrumental y sólo los coros flojean un poco en un conjunto de una factura que evidencia una sobresaliente maestría en una partitura impregnada de un burbujeante estilo napolitano con leves toques de escuela veneciana. Estuvo correcto el Coro Lieder Càmera y destacaron entre los solistas el bajo venezolano Iván García, de cálida voz, y el contratenor vasco Carlos Mena, de bello y homogéneo timbre. Cumplió el tenor valenciano Lambert Climent y fue muy irregular la prestación de la soprano italiana Monica Piccinini.
Jordi Savall concertó sabiamente a la Capella Reial de Catalunya en este soprendente descubrimiento y en el resto de programa, en el que sobresalió el bello Stábat máter de Juan Crisóstomo Arriaga, obra compuesta por el músico vasco cuando tenía 14 años y que ya evidenciaba el enorme talento del malogrado compositor, que murió prematuramente a los 20 años.
El Festival de Torroella de Montgrí honró de forma sobresaliente al gran melómano que fue Ernest Lluch y supo interpretar de forma brillante el espíritu inquieto de un hombre ilustrado que hizo de la pasión por el saber y el amar una forma de vida.
Babelia
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