_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Corrientes

La literatura se entiende mejor desde la patología que desde la retórica. Por eso hay críticas que parecen biopsias. Y es que los registros artísticos, como las enfermedades crónicas, no se eligen. Pese a esta evidencia, cuando los hipocondriacos y los escritores se reúnen, hablan de sus enfermedades y sus obras como si fueran el resultado de una conquista estética o moral. El hipocondriaco Uno dice: 'Me matan estas taquicardias'. 'Tus taquicardias no son nada en comparación con mis vértigos', responde el hipocondriaco Dos. 'Vuestros vértigos y vuestras taquicardias son una porquería al lado de mis cefaleas', añade el hipocondriaco Tres.

A cada enfermo le parece más interesante su mal que el de los otros, porque cree que es el resultado de un esfuerzo propio y no una obra de arte involuntaria. De hecho, ningún hipocondriaco cambiaría sus síntomas (aunque carecieran de prestigio social) por los de su vecino, ya que, como todo el mundo sabe, a veces se tarda siglos en reconocer la originalidad de una enfermedad. La reputación de la tuberculosis, por ejemplo, no se logró de la noche a la mañana. Tampoco es raro que el reconocimiento literario llegue tras la muerte. 'El realismo es una mierda', dice el escritor A. 'Pues el experimentalismo son dos mierdas', dice el escritor B. 'Hoy, la vanguardia está en la tradición', añade el escritor C, que lleva dos semanas escribiendo un drama clásico sin habérselo propuesto.

Primero hacemos las cosas y luego las justificamos. El americano nace en América porque sí, pero cuando le oyes hablar parece que ha conseguido ser americano por oposición, como un procurador o un notario. Y pide papeles a los inmigrantes para transmitir la idea de que ser americano es enormemente difícil. Por eso también empleamos el verbo nacer en voz activa con toda naturalidad. 'Yo nací en Australia'. Pues no, señor, a usted le nacieron en Australia. Y usted no eligió ser pintor abstracto como no eligió padecer de la garganta. Y no es que no haya escritores barrocos, conceptistas, realistas, románticos o absurdos, pero lo son del mismo modo que se es autista, histérico, catatónico o cleptómano. Aunque, si quieren hacerme caso, lo mejor de todo es la narcolepsia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_