La engañosa Selectividad

En ese diario, el día 3 de julio, en la página 2 de Andalucía, el profesor don Eliacer Cansino denunciaba con todo lujo de detalles la arbitrariedad cometida en las pruebas de Selectividad de junio con los alumnos que tenían como obligatoria la materia de Filosofía. Bien es verdad que en el escrito recogido sólo se pedía más rigor y seriedad para otra vez, y no se insistía en las nefastas consecuencias de dicha anomalía para los alumnos afectados ni en la desautorización de cientos de profesores que sí hemos explicado con todo rigor la programación oficial.

A estas alturas, me extraña que sobre este grave asunto, que ha afectado a miles de estudiantes andaluces que han sufrido una prueba selectiva irregular, con los efectos injustos pertinentes para acceder a los estudios universitarios elegidos, ese medio no se haya hecho eco de ninguna otra información al respecto.

¿Es que no es tema propio de julio, mientras esos alumnos se están matriculando, o no se han podido matricular y esperan a septiembre? ¿Por qué ninguna autoridad académica de Andalucía, Consejería, delegaciones, rectorados de universidades, ponencia de Filosofía, etcétera, todos ellos directa o indirectamente responsables del error y de su necesaria rectificación, ha aclarado ante el público el problema y se le ha dejado morir en el 'silencio de los corderos'?

¿Es un rito más en el entierro de la molesta Filosofía? Por supuesto que los alumnos afectados han podido solicitar una nueva corrección o incluso han podido presentar una reclamación, pero ¿por qué hacer caer sobre cada alumno la rectificación del error objetivo de la prueba, responsabilidad de otras instancias? Claro que, ¿qué importancia tiene este tema comparado con el terrorismo, la epidemia de legionela, la peste porcina, los benzopirenos de los aceites, el posible juicio de Piqué, la compañía Iberia, la protesta contra la globalización salvaje, etcétera, etcétera? Para las personas de algunos alumnos y para su futuro inmediato, quizá más (y para la conciencia y la moral de sus profesores, al menos mucha). Si en cada ámbito se funciona con la misma frivolidad, y en Educación sí tiene Andalucía plenas competencias, así nos luce el pelo.

Sigamos con las redefiniciones ideológicas, que es un terreno seguro.