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Reportaje:

El gobernador prudente

Jaime Caruana cumple su primer año al frente del Banco de España con el objetivo puesto en la llegada del euro

Íñigo de Barrón

Jaime Caruana, valenciano de 49 años, será recordado -entre otras cosas- como el primer gobernador del Banco de España que nunca ocupó su despacho y el que repartió el primer euro en este país. Al poco tiempo de acceder al cargo, ahora hace un año, Caruana decidió instalarse en la sala de las secretarias y éstas, en una contigua. El espacioso y suntuoso despacho del gobernador -con grandes tapices, techos altos y ventanales- no le pareció a Caruana el sitio más adecuado para concentrarse y trabajar, por lo que ha quedado reservado para las reuniones y las visitas.

Los que le conocen bien a este valenciano criado en Teruel, dicen que esta anécdota define su personalidad. Jaime Caruana está lejos de ser un hombre al que le gusta la suntuosidad. En su primer ejercicio al frente de la institución más prestigiosa del sistema financiero español, con 145 años de historia, Caruana ha demostrado ser un ejecutivo abierto, proclive al diálogo con sus colaboradores y con las entidades financieras a las que supervisa.

Ha renovado la 'vieja guardia' de la institución y ha inculcado la gestión del riesgo a bancos y cajas de ahorros

Si hubiera que puntuar el primer ejercicio del gobernador, la nota sería alta, probablemente un notable, según la opinión unánime de partidos políticos, sindicatos, bancos y cajas de ahorros, aunque también ponen pegas a su gestión. Tanto el PP como el PSOE califican al gobernador -ingeniero de telecomunicaciones y técnico comercial del Estado-, como 'un profesional impecable'. Jordi Sevilla, portavoz de Economía del PSOE, y Felipe Alcaraz, de IU, critican, sin embargo, que sea 'complaciente con el Gobierno' en su informe anual, leído en junio pasado. Vicente Martínez Pujalte, portavoz de economía del PP, discrepa y dice que 'el tono de su discurso fue similar a los de Luis Ángel Rojo'

María Jesús Paredes, secretaria general de banca de Comisiones Obreras (CCOO) apunta que 'no cree que esté ni cerca ni lejos de la Moncloa. Mantiene una posición independendiente'. Juan Sánchez, secretario general de la Federación de Servicios de UGT, que incluye banca, discrepa con Caruana en algunos de sus planteamientos, como la petición de flexibilizar el mercado de trabajo. 'Es verdad que, en este aspecto, Caruana coincide con el interés del Gobierno, pero creo que lo dice convencido y no por seguir los dictados de nadie. Es una persona con independencia de criterio'.

Renovación del consejo

A Caruana no le gusta nada la polvareda que ha levantado la renovación del consejo de Gobierno del Banco de España. El gobernador respaldó ante Rodrigo Rato, ministro de Economía y encargado de los nombramientos, la continuación de los tres consejeros que acababan su mandato, José Manuel González-Páramo, Julio Segura y Jesús Leguina. Por el ministro no habría habido problema. Éste surgió cuando el PSOE, al que le corresponde proponer a dos por pacto parlamentario (precisamente dos de los tres que tenían que renovar, Segura y Leguina) propuso al ex ministro Juan Manuel Eguiagaray en lugar del segundo de ellos. Rato se negó. Y en ésas están. De manera que el viernes, ni corto ni perezoso propuso al consejo de ministros renovar a González-Páramo -propuesto por el PP- y a Segura. Leguina continuará en en funciones.

Los amigos de Caruana coinciden con estas opiniones y resaltan que no es una persona 'fácil de manipular. Es meticuloso y llega hasta el final en los temas que considera importantes. Una vez que ha tomado una determinación, ya no cambia de opinión con facilidad', explican.

Los orígenes de Caruana no son políticos. Nunca ha militado en ningún partido y 'tampoco ha destacado por ser un acérrimo defensor de las tesis del PP', dicen algunos conocidos. La primera vez que ocupó un cargo político fue en 1996, al ser nombrado director general del Tesoro y Política Financiera, con la llegada del PP al Gobierno. Anteriormente trabajó en la sociedad de bolsa Renta 4.

Jaime Caruana dio el salto a la política financiera de la mano de Manuel Pizarro, un hombre cercano al presidente del Gobierno, José María Aznar. Pizarro ocupa la presidencia de la Confederación de Cajas de Ahorro (CECA) y de Ibercaja, así como vicepresidente de la Bolsa de Madrid. Según cuentan, Rodrigo Rato, vicepresidente segundo y ministro de Economía, fue el que le propuso para ser director general de Supervisión del Banco de España hace dos años y el que ayudó a que finalmente accediera hasta el cargo de gobernador. Rato reconoció así la buena labor de Caruana al frente del Tesoro, donde trabajó duro para que los tipos de la deuda pública cayeran desde el 12% al 5%.

Una vez instalado en el palacio de la Plaza de Cibeles de Madrid, sede del Banco de España, Jaime Caruana ha marcado su propio estilo. El nuevo gobernador se ha enfrentado a una etapa completamente distinta a la de su antecesor, ya que Rojo fue el último que tuvo en su mano la posibilidad de marcar la política monetaria en España, es decir, controlar los tipo de interés, el de cambio y luchar porque la inflación no se disparara, el gran caballo de batalla.

Esta circunstancia ha provocado que en el mercado se diga que Caruana ha llegado a 'un puesto devaluado'. Sin embargo, aunque ha perdido competencias por un lado, ha abierto el Banco de España hacia el campo internacional.Uno de sus primeros logros ha sido la entrada de la institución en el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, un club selecto, donde sólo están los bancos centrales de los países del G-10, Luxemburgo, por su condición de plaza internacional, y el Banco de España, por ser un observador privilegiado de las economías de América Latina.

Otra de las novedades impulsadas por Caruana fue la creación de un foro informal con los bancos centrales de América Latina. El objetivo es conocer, de primera mano, el estado de las economías de ese continente en donde las empresas españolas -y sobre todo los bancos- tienen tantos intereses.

Férrea supervisión

En cuanto a la supervisión, eje central de su función, Jaime Caruana ha iniciado lo que puede algunos denominan 'una cruzada por implantar nuevas técnicas para la gestión y el control del riesgo'. Incluso, el Banco de España está desarrollando una metodología propia, denominada SABER, que pretende anticiparse en la percepción del riesgo asumido por bancos y cajas.

Las entidades financieras, principales 'clientes' del banco central, no son críticos con la labor de Caruana. Alaban su profesionalidad, así como el buen equipo que nombró, donde destacan a Gonzalo Gil, subgobernador, Pedro Pablo Villasante, director general de Supervisión, y José María Roldán, director general de Regulación. 'Ha renovado la vieja guardia del banco y los nuevos son más comprensivos en la interpretación de la normativa, aunque son rígidos a la hora de aplicarla', comenta un ejecutivo de un banco español, que, como siempre que se habla del Banco de España, prefiere guardar el anonimato.

Pero también hay puntos negativos. Los responsables de las cajas de ahorros resaltan que su discurso en la Asamblea Anual de la Confederación de Cajas 'fue excesivamente duro'. No es extraño que tengan esa opinión porque Caruana advirtió a las cajas de los riesgos de invertir en empresas, limitó la emisión de acciones preferentes para financiar la expansión de las cajas fuera de sus provincias de origen, les pidió que se alejaran lo más posible del poder político si quieren tener una gestión eficiente y que recorten drásticamente los costes. Casi nada para su primer discurso.

A los banqueros tambien les ha leído la cartilla: más prudencia con los riesgos y menores gastos. Los ejecutivos de los bancos se quejan del execesivo detalle con el que se ejerce la supervisión, 'que en ocasiones llega a cuestionar la gestión de la entidad', protestan.

En otro aspecto que censuran algunas cajas y bancos es 'las reticencias que tiene el banco central a que los beneficios suban por encima del 12% o 15%'. Los ejecutivos del sector se quejan de este freno 'después de hemos hecho frenta a la nueva provisión para insolvencias, única en Europa, que nos ha restado miles de millones a los beneficios'.

Jaime Caruana, gobernador del Banco de España.
Jaime Caruana, gobernador del Banco de España.GORKA LEJARCEGI

Discursos coincidentes con el Gobierno

La labor del gobernador no es sólo de supervisión. Caruana está situado en un observatorio privilegiado de la economía española. Por esta razón sus opiniones y predicciones se miran con lupa. Tanto el PSOE como IU creen que, su alineamiento con el Ejecutivo, al menos en el informe anual de junio, ha roto con una tradición de su antecesor Rojo, cuyos escritos marcaban una opinión crítica con el poder político. Caruana reconoció que el diferencial de inflación de España con los países de la UE 'es causa de preocupación', pero lo enmarcó dentro de una situación coyuntural. El Banco de España comentó que el Índice de Precios de consumo (IPC) 'se ha estabilizado', algo discutido por muchos analistas. El banco, en sintonía con los mensajes del Ejecutivo, alertó del 'rebote significativo' de los salarios como la gran amenaza de la inflación.Caruana, coincidiendo con lo manifestado por Rodrigo Rato, pidió que los salarios se ajusten a la productividad y que se abandone su incremento por cláusulas de revisión salarial.En cuanto a la situación económica, el informe se alineaba con el Gobierno y trasmitía la impresión de que se ha frenado ligeramente la desaceleración económica de finales del pasado año. 'La economía española está en condiciones de seguir una senda de expansión en torno al 3% en los próximos años, aunque para ello es necesario afrontar adecuadamente los desequilibrios'.Los analistas recuerdan que también ha sido crítico con el Ejecutivo. En el informe de mayo pasado, el Banco de España cuestionó con dureza el acuerdo para la reforma de las pensiones suscrito por el Gobierno, CEOE y Comisiones Obreras, con la oposición de UGT, porque generará 'un mayor gasto público' .

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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