El colombiano del 'bonobús'
Conversación ayer en la salida de Perpiñán, con Félix Cárdenas sentado encima de la parte delantera de un coche del Kelme:
-Félix, hoy seguro que ganas en Bonascre; he apostado por ti.
- Si me respetan las lesiones, ésta es una buena etapa.
Félix Cárdenas vino al Tour a ganar alguna etapa, y ha utilizado sus métodos particulares. Desde el prólogo, había una sensación generalizada de que el colombiano se retiraría en el momento menos pensado. Entraba cada día con el grupo de los maduros, esos que unos días después aparecen en la lista de abandonos. El famoso autobús. O sea, él viajaba con bonobús. Y lo que extrañaba más, lo mismo le ocurría en las etapas de montaña. 'Está perdiendo tiempo a propósito, para que en la montaña le dejen atacar', tranquilizaban desde su equipo.
Le surgió entonces una tendinitis en las dos rodillas. Sufrió demasiado sobre la cabra en la contrarreloj por equipos y, según pasaban los días, sus retardos ya no parecían a propósito. Ésa era su táctica. 'Me he estado reservando hasta hoy, por eso iba en todas las grupettas', comentó. La de ayer era una buena etapa: El día nacional de Colombia.
Cárdenas se había preparado casi en exclusiva durante todo el Tour para ese momento. La cronoescalada le sirvió para convencerse de que estaba a punto. Aquel día salió tranquilo, 'a no disputarla y a evitar el fuera de control', le dijo a Belda antes de subir a Chamrousse. Dobló a ocho corredores y acabó en el puesto 16º, a 4m 10s de Armstrong. El jueves, mientras el pelotón se entrenó por Perpiñán en el día de descanso, él se quedó en el hotel. Dijo que él no salía. Que se reservaba. ¿Será ése el secreto?
Por primera vez en este Tour, no se colocó el transmisor en la oreja y no sabía que Armstrong venía a todo tren tras él. 'Vi que las motos y los coches me adelantaban y pensé lo peor. Sufrí, sufrí, y cuando a 150 metros del final me di la media vuelta y no vi a nadie me sentí ganador'. Entró de pie sobre la bici, haciendo equilibrios, porque así lo celebra Javier Otxoa, que vio la etapa por televisión y comentó jocosamente que su equilibrio es mejor.
En la meta, la inevitable pregunta: a quién dedicaba el triunfo: 'A mi país, muy afectado por el terrorismo, a Javier Otxoa , a su familia, a la mía, ...'. Y a su esposa, Marcela; a su hijo de cuatro años, Kevin Rogers; y a su nuevo hijo, nacido el pasado 19 de junio y que aún no tiene nombre. 'Mi mujer quiere llamarle como yo, Félix Rafael, pero aún no sabemos'.
De Cárdenas, que en noviembre cumplirá 29 años, sólo se recuerda su victoria del año pasado en la Vuelta a España, en La Molina, una etapa similar a la de ayer. Tardó en hacerse profesional del ciclismo ya antes lo probó casi todo: 'Me gustaba hacer atletismo de fondo, todo tipo de especialidades. Luego probé con el taekwondo y el kung fu. Cuando terminé el bachillerato, me dediqué a la bici'. Su golpe de suerte ocurrió hace dos años, al ser tercero en la Vuelta a Colombia. Le fichó el Kelme, y desde entonces vive regularmente en España.
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