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La oxigenación artificial salva la vida del 80% de los neonatos con insuficiencia

Una membrana suple la función de los pulmones y el corazón mientras se recuperan

El 80% de los recién nacidos y niños lactantes con problemas graves de insuficiencia respiratoria o cardiaca fallecen a pesar de ser tratados en las unidades de cuidados intensivos neonatales. Afortunadamente, ésta es una realidad que desde 1997 se ha empezado a dejar atrás. Hace cuatro años, el hospital Gregorio Marañón, de Madrid, instaló la primera unidad de oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO, en sus siglas en inglés), destinada a mantener oxigenada y en circulación la sangre de aquellos recién nacidos que sufren problemas en órganos vitales que necesitan recuperarse de una infección o una malformación. Ahora, las cifras se han invertido, y el 80% de los pacientes asistidos por este dispositivo sobrevive.

ECMO cuesta entre cinco y siete millones y requiere un personal numeroso

El año pasado también el hospital de Cruces, de Baracaldo, y el hospital Sant Joan de Déu, de Barcelona, instalaron una unidad ECMO. Se estima que con estos tres centros quedan cubiertas las necesidades asistenciales de todo el territorio español. Sin embargo, después del verano se pondrá en funcionamiento una cuarta unidad en Barcelona, esta vez en el hospital Vall d'Hebron.

'La técnica consiste en extraer la sangre del paciente mediante cánulas especiales, que se colocan en las arterias y venas del cuello y hacerla circular por un circuito externo en el que existe un pulmón y corazón artificiales que le eliminan el CO2, la oxigenan y la devuelven en condiciones óptimas a la circulación del paciente', explica Javier Mayol, cirujano de la unidad ECMO del hospital Sant Joan de Déu.

El objetivo es liberar de su función a los pulmones y/o el corazón mientras se tratan las patologías graves que los afectan. 'En general, los problemas que hacen necesaria la utilización de la oxigenación por membrana extracorpórea son de dos tipos. Por una parte, los respiratorios, donde se incluye la aspiración de meconio, las infecciones pulmonares y la hipertensión pulmonar. Por otra parte, los problemas cardiacos, en general cualquier cardiopatía que requiera una solución quirúrgica. Un poco en medio de los dos estaría la hernia diafragmática', explica Adolfo Valls, jefe clínico de la unidad neonatal del hospital de Cruces. El tratamiento se mantiene los días necesarios hasta que el pulmón o el corazón del paciente mejoran y vuelven a ser capaces de recuperar su función. 'La aplicación de la unidad ECMO se prolonga, como media, durante cinco días, aunque se puede mantener a los pacientes sometidos a esta técnica durante dos semanas'.

No todos los recién nacidos son candidatos a la utilización de la unidad ECMO. Su aplicación se limita a aquellos casos en los que las demás tecnologías de cuidados intensivos resultan inoperantes. Además, sólo los neonatos con un peso superior a 2 kilogramos pueden beneficiarse de este tratamiento. 'También aplicamos la técnica a aquellos pacientes que, aunque sobrevivirían sin ella, quedarían afectados por una enfermedad pulmonar crónica', añade Adolfo Valls.

En total, desde 1997, en España se ha asistido a 43 niños con la oxigenación por membrana extracorpórea: 37 en el hospital Gregorio Marañón, 2 en el hospital de Cruces desde junio de 2000 y 5 en el hospital Sant Joan de Déu desde el mes de diciembre del mismo año.

Una unidad ECMO no cuesta más que un respirador de adultos, entre cinco y siete millones de pesetas. 'El equipo técnico que forma la membrana extracorpórea no es lo más costoso del tratamiento', asegura Julio Moreno, intensivista neonatólogo responsable de la unidad ECMO del hospital Sant Joan de Déu. 'Lo más caro y más difícil de conseguir es el personal necesario para dirigir este oxigenador. En nuestro caso, somos cerca de 30 profesionales más o menos vinculados a la unidad ECMO. Muchos hemos dedicado horas fuera de la jornada laboral para formarnos en la aplicación de esta técnica'.

La unidad ECMO fue diseñada a principios de los años ochenta por un equipo de investigación de la Universidad de Michigan (EE UU) dirigido por Robert Bartlett. En su experiencia, el 88% de los neonatos sobreviven con ECMO.

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