No pegues
El señor Joaquín Vidal publicó el pasado 10 de julio un artículo mostrando una vehemente, aunque no en exceso argumentada, crítica contra la campaña Educa, no pegues, promovida por Save the Children, Unicef, Ceapa y Concapa, y que cuenta ya con más de setenta organizaciones e instituciones adheridas en todo el país.
Quisiera aclarar que la actividad a la que se hace referencia en el artículo es la publicación de un cómic sobre la campaña, junto al Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, que pretende ser un material más, que no el único, en el que se refleja el sentir de los niños y niñas respecto al castigo físico. Uno de los datos que, obviamente, el señor Vidal desconoce es que en esta campaña previamente se han publicado tres materiales de formación que, desde luego, no son los 'áridos textos de farragoso contenido' a los que él hace referencia, pero sí proporcionan una serie de elementos de juicio que podrían aportar alguna luz a su argumentación.
Además, segunda afirmación errónea del señor Vidal, en la campaña no se propone convertir en delito la bofetada, puesto que no nos hace falta. Señor Vidal, el Código Penal de este país y la Convención sobre los Derechos del Niño, que España ya ratificó, le recuerdo, en 1990, ya recogen la prohibición del uso de 'cualquier tipo de violencia contra los niños'. Lo que proponemos es que se aclare la formulación ambigua del artículo 154 del Código Civil que permite 'corregir razonable y moderadamente a los hijos'.
Es conveniente recordar que el Código Civil no tiene poder punitivo alguno.
Respecto al 'sofisma' que el señor Vidal plantea no hay tal; en la campaña Educa, no pegues, defendemos que el castigo físico no educa y, además, puede hacer daño, pero una de las argumentaciones base de la campaña es precisamente la contraria a la que el señor Vidal nos achaca, y es que el castigo físico es un fenómeno distinto del maltrato físico: el primero tiene que ver con una forma de educar; el segundo, con un fenómeno de violencia familiar. Uno puede conducir al otro, pero son distintos.
Pero no pretendo, en este foro, legitimar nuestro trabajo, puesto que no hay necesidad -y si la hubiese para ello hay otros modos y otros tiempos que permanecerán cuando el eco de este artículo acabe-, sino limitarme a desmentir una serie de afirmaciones falsas que se han publicado en este medio, aclarar el marco de nuestro trabajo e invitar al señor Vidal y a todo aquél que lo desee a informarse con más detalle en las sedes de las organizaciones promotoras sobre la misma, para, al menos, poder opinar con conocimiento.
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