_
_
_
_

Un 'euskaldun' que no se dejó doblegar por las amenazas

Múgica tuvo que soportar numerosas amenazas e insultos. Hasta los chicos a los que conducía a clase llegaron a llamarle 'fascista' por ser de UPN

Vecinos, familiares y compañeros de corporación de José Javier Múgica le recordaban ayer como un 'excelente profesional y padre de familia' y como un 'gran trabajador por el pueblo'. El edil de UPN asesinado ayer por ETA, que era vascoparlante, había realizado, acompañado de uno de sus hijos, los reportajes fotográficos de bodas y comuniones de innumerables vecinos de Leitza y su comarca. Además de regentar un pequeño negocio familiar de fotografía, su faceta de conductor de la empresa de transportes Mariezkurrena hacía de él una persona muy conocida entre estudiantes y trabajadores de la zona, a quienes transportaba a sus centros de estudio y de trabajo. 'Era un ser fenomenal, como padre y como compañero', asegura María Flora Michelena, la mujer que en 1999 resultó también elegida concejal de UPN en Leitza, y luego dimitió.

Más información
ETA asesina a un concejal y a un mando de la Ertaintza el día de la jura de Ibarretxe
"A vosotros también os digo, que sois peores que ellos"

Múgica cantaba en la coral San Miguel de Leitza. Era un hombre discreto, de costumbres hogareñas y dedicado por entero a su trabajo municipal y profesional, y a su familia.

Cuando en agosto de 2000 los violentos le quemaron la furgoneta de su propiedad, reaccionó con una serenidad extraordinaria. 'No siento rabia ni odio. Me amenazan con dianas, me insultan. Ahora nos dejan sin poder ir de vacaciones. Y todo esto, ¿por qué?', se preguntaba Múgica. Y añadía: 'Voy a seguir trabajando por Leitza, por los vecinos, y defendiendo mis ideas sin hacer mal a nadie'. El concejal aseguró entonces que el miedo en su casa había desaparecido. 'Yo trabajo por el bien de todos los leitzatarras. Mi mujer y mis hijos me apoyan y estas cosas nos dan más fuerza para seguir'.

Evidentemente, su valentía personal y su generosidad política no eran compartidas por algunos de sus vecinos, que le vigilaban estrechamente para acabar con su vida. Alumnos a los que transportaba le habían insultado en alguna ocasión por ser de UPN, la formación asociada en Navarra al PP.

Múgica llegó a Leitza el viernes por la noche, tras pasar unos días de vacaciones en el balneario de aguas termales de Fitero, localidad situada al sur de Navarra. Los chivatos actuaron con rapidez. A las pocas horas estaba destrozado por una bomba lapa.

'¿Preocupados? Llevamos preocupados 20 años. Toda la vida haciendo el calvario, poniéndonos de rodillas y mirando debajo del coche...', se lamentaba ayer, emocionado, Silvestre Zubitur, quien fue concejal independiente durante las dos pasadas legislaturas, en una localidad gobernada por EH.

El edil asesinado adoptaba medidas básicas de autoprotección. Inspeccionaba los bajos de su vehículo, según los vecinos, y la Guardia Civil realizaba permanentes tareas de contravigilancia para protegerle.

En Navarra, UPN dispone de varios cientos de cargos públicos y, salvo los ediles de Pamplona y algunos alcaldes y concejales que han sido víctimas de atentados o de actos de terrorismo callejero, la mayoría no cuenta con protección policial. Además, UPN no podría garantizársela con un escaso presupuesto anual que apenas asciende a 230 millones de pesetas.

Aunque ETA asesina siempre que tiene oportunidad, en el caso de Múgica parecen concurrir otras circunstancias que han podido pesar a la hora de que ETA lo eligiera como víctima. Por un lado, la facilidad de atentar en una localidad donde hay un fuerte apoyo vecinal a la violencia, y por otro, el hecho de ser una de las voces del regionalismo de UPN en un terreno geográfico y político que el independentismo considera como propio, el norte de Navarra.

Con 4.000 militantes y 58 comités locales, UPN, primera fuerza política de la Comunidad foral, celebró hace apenas un mes la constitución de su primer comité local en Leitza, con 30 afiliados y dos concejales. Al igual que en otras áreas de fuerte implantación del nacionalismo radical de Batasuna, como el valle de Sakana -el corredor que va de Alsasua a Irurtzun-, los simpatizantes de UPN reciben fuertes presiones para impedir su estructuración política. Tradicionalmente han concurrido a los comicios municipales bajo siglas independientes, pero en algunos puntos, como el valle de Baztán o Leitza, UPN ha contado con euskaldunes dispuestos a defender públicamente las siglas de un partido antinacionalista desde su fundación.

La tensión ha estado siempre presente en Leitza entre ambos bloques y a veces se ha hecho visible. Hace algunos años, el ahora presidente del comité local de UPN, el ex concejal Silvestre Zubitur, efectuó dos disparos de escopeta al aire desde un balcón durante unos disturbios ocurridos en las fiestas vecinales, cuando un grupo de jóvenes escaló los muros de una vivienda particular para retirar una bandera española que la propietaria había colocado.

En los últimos comicios municipales, 410 de los 3.000 vecinos de Leitza votaron a UPN. Ganó EH, pero a los violentos les siguió incomodando que UPN tuviera representación y presencia pública organizada en su feudo, y las amenazas se intensificaron. 'Múgica era un euskaldun [vascoparlante] y un hombre de bien de los pies a la cabeza', afirmó ayer el diputado nacional de UPN Jaime Ignacio del Burgo. 'La prueba de que era una gran persona, sensata y responsable, queda para la eternidad, y la dan su esposa e hijos, que le adoraban', afirmó su amigo, vecino y correligionario Silvestre Zubitur.

La mujer y la hija del concejal de UPN asesinado.
La mujer y la hija del concejal de UPN asesinado.LUIS AZANZA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_