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OPINIÓN DEL LECTOR

Rigores de una oposición

Durante estos días he asistido, al igual que otros cientos de aspirantes, a las oposiciones convocadas por la administración educativa al objeto de obtener una plaza para el cuerpo de docentes en la especialidad de Informática que afiance mi situación laboral, pues estoy en régimen de interinidad. Todo el mundo es sabedor de las dificultades que supone superar una prueba de este carácter, de lo duro del proceso y del largo y tedioso período de preparación. En mi caso, no es la primera vez que participo en unas oposiciones, lo hice ya dos años atrás en que, paradójicamente, aprobé el examen práctico aunque mi preparación era apreciablemente inferior a la de esta ocasión en la que no he conseguido superar un práctico con un nivel de exigencia a todas luces desproporcionado y discordante respecto a los modelos propuestos años atrás.

Queda la impresión de que uno tuviera que demostrar todo aquello que entra en un nivel de profundización y detalle tan excesivo como innecesario, que poco tiene que ver con las aptitudes deseables del aspirante en lo que concierne a saber enseñar. Este parecer se une al sentir de otros compañeros que han abordado el práctico con la misma sensación de incredulidad e impotencia. Ambigüedad en los enunciados, requerimientos que se alejan de los contenidos definidos en la convocatoria y del espíritu del temario... etcétera, han caracterizado esta prueba de carácter práctico, poco ajustada a comprobar si el opositor es realmente poseedor de los conceptos y fundamentos necesarios y básicos para el desempeño con garantías de la función docente. El enfoque dado por la comisión me lleva a preguntarme por el verdadero propósito de su diseño que parece destinado a hacer una criba exagerada y arbitraria condicionada por el apretado calendario impuesto.

Así pues, uno se plantea atendiendo al incierto criterio selectivo que impone el proceso en conjunto, cuál es el modelo de docente que se desea para el sistema educativo (que no parece precisamente preocupado de antemano por la contrastada competencia del opositor como enseñante y, ojo, como educador) que garantice una 'enseñanza de calidad' como así reclama el Sr. Consejero de Educación.-

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