Una calle para un industrial asesinado
Móstoles dedica una vía al empresario Emilio Langa, víctima de los asaltantes de su chalé de Villaviciosa en 1996
El callejero de Móstoles tiene, desde ayer, un nombre nuevo, el de Emilio Langa, en memoria del próspero empresario de la localidad asesinado a palos en junio de 1996 en su chalé de la urbanización El Bosque, en Villaviciosa de Odón. La placa luce ya en el polígono de Arroyomolinos, el más antiguo de Móstoles, y en el que el industrial asentó su compañía, Hidráulicas Langa, en los años setenta. La alegría y los recuerdos se mezclaron ayer en el pequeño homenaje. Allí estaban la viuda del empresario, Carmen Moro, y Dolores, una de las hijas, que es concejal del Grupo Mixto en el Ayuntamiento de Móstoles. El acto fue muy intenso para los familiares del empresario fallecido.
'Ha sido duro, pero al mismo tiempo gratificante', explicó Dolores Langa. 'Este día nos ha recordado que mi padre no está entre nosotros, pero también nos ha provocado la satisfacción de comprobar que la gente le sigue teniendo presente', añadió, tratando de traducir las sensaciones que se le agolpaban en ese instante. Por fortuna, el calendario ha paliado las heridas. 'Sólo el tiempo te ayuda a mitigar el dolor', subrayó. Y un olvido selectivo de los malos momentos. Dolores se niega a remover los rescoldos de lo que sucedió en la madrugada del 20 de junio de 1996. No es para menos. Su padre, Emilio Langa, tenía 62 años cuando tres tipos, encapuchados y armados, lo mataron de un navajazo y una lluvia de golpes con un bate de béisbol en la habitación del matrimonio. Los agresores hirieron también a la esposa con la culata de una pistola, que llegó incluso a dispararse. Según todos los indicios, penetraron en el chalé, de 3.000 metros cuadrados, para robar, pero al final huyeron sin botín alguno.
El crimen se produjo en un ataque similar al sufrido por el abogado Castillo en Pozuelo
Los asaltantes se beneficiaron de que la residencia de los Langa carecía de alarma y alambrada. Entraron, hacia las 2.30, presuntamente por el agujero que hicieron en el seto que circundaba el jardín, y se quedaron ahí, agazapados, hasta que se apagó la última luz de la casa. Estaban tan tranquilos que llegaron a comerse un melón durante la espera. Una vez todo en silencio, accedieron a la vivienda por una ventana abierta y comenzaron a arramblar con los objetos de valor de la planta baja, adornos de plata sobre todo. Concluido el saqueo del salón, subieron a las habitaciones. En una descansaban Emilio Langa y su esposa, y en la otra, Carolina, una de las hijas, que contaba 21 años.
El ruido de los pasos despertó al cabeza de familia, que se levantó para comprobar a qué se debía tanto alboroto. Se encontró entonces con los ladrones y les hizo frente, sin pensar en que uno esgrimía un bate, otro una navaja y el tercero una pistola. El final de la historia es tristemente conocido: Emilio quedó reventado a palos y con una herida por arma blanca, y murió a las pocas horas.
El suceso coincidió con una ola de robos en chalés de lujo, lo que llevó a los investigadores a especular con la posibilidad de que se tratase de la misma banda. Mas sólo se sabía que eran violentos y que no eran profesionales, porque se dejaron el botín cuando la situación se les fue de las manos. Los hechos levantaron una polémica sobre si la urbanización El Bosque de Villaviciosa de Odón era o no segura. Este suceso ha sido rememorado tras el asesinato en Pozuelo del abogado Arturo Castillo en similares circunstancias.
Por fortuna, los asesinos de Emilio Langa no lograron desbaratar su gran creación profesional, Hidráulicas Langa, la industria de grupos electrógenos y material de obras públicas que forjó a base de jornadas de trabajo maratonianas y que llegó incluso a proveer al Ejército español de accesorios para los blindados enviados a la guerra de los Balcanes en misión humanitaria. Langa era un empresario muy apreciado en Móstoles y bastante reivindicativo. 'Al recibir el Premio Ciudad de Móstoles a la trayectoria empresarial más brillante, en 1992, aprovechó la presencia de los representantes institucionales para pedir mejores accesos al polígono industrial de Arroyomolinos', recuerda su hija Dolores. Por cierto que esas comunicaciones deficientes han provocado, a la postre, la marcha de Hidráulicas Langa a Navalcarnero, en unas instalaciones renovadas donde trabajan 32 personas.
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