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CARTAS AL DIRECTOR
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Carta abierta al señor Varela i Serra

Emilio Lamo de Espinosa

Comprendo que al senador de CIU, Josep Varela i Serra, le resultara frustrante mi columna sobre los nacionalismos en España; a mi también me resultan frustrantes en ocasiones las posiciones de CIU y del PNV. Incluso comprendo también, aunque no acepto, que recurra al insulto, pues dados los argumentos que exhibe no parece tener muchas alternativas. Al parecer Cataluña está sojuzgada porque en las placas de matrículas no pueden poner su distintivo autonómico o en la Copa Davis no se hablaba en catalán. Verdaderamente intolerable; todo un atropello. Menos mal que pone ejemplos de países que sí son respetuosos con el plurinacionalismo y el plurilingüismo..., como Francia. Dígaselo a Jean-Guy Talamoni, líder nacionalista corso que lo tiene muy claro. Pregunta: '¿Es su proyecto como Cataluña?'. Respuesta: 'No, Cataluña es casi un Estado dentro del Estado; es una realidad que no puede ni concebirse desde Francia' (EL PAÍS, 8 de julio de 2001). Por lo demás, la afirmación sobre que España es uno de los países más descentralizados de Europa no es mía, sino del The Economist Intelligence Unit. Y, por cierto, sorprende que un senador no sepa que al norte de Pancorbo está Euskadi y no Cataluña, pues es allí donde yo señalaba que no se exhiben banderas españolas.

En todo caso, el señor Varela ha tenido la mala suerte de que su carta se publicara el mismo día en que este periódico daba cuenta del juicio por prevaricación contra el rector de la Universidad Rovira Virgili por prohibir a una profesora la entrega del examen de selectividad en castellano, justo uno de los ejemplos que ponía en mi columna. Pues bien, ¿acaso han acudido los terribles nacionalistas españoles con banderas e himnos para apoyar a la profesora sancionada? No, ha sido al contrario, quienes acuden son los rectores catalanes, presididos por el conseller de universidades de la Generalitat, y son ellos quienes exhiben distintivos y cantan conjuntamente Els Segadors. Supongamos que un rector de Valencia o Santiago, del PP, le prohíbe a un profesor entregar el examen de selectividad en valenciano o gallego y, ante su procesamiento por incumplir la ley, un grupo de rectores, presididos por el secretario de Estado de Universidades, le acompañan al tribunal cantando la marcha real o algo parecido.¿Qué opinaría usted? Pensaría que presionan al tribunal, que no respetan los procedimientos judiciales, se apropian sectariamente de símbolos nacionales, y, sobre todo, que hacen el ridículo y, sin duda, son fascistas, franquistas o algo parecido. Y lo malo es que tendría usted toda la razón. Pero en los dos casos, no sólo en uno. Éste es el tipo de sucesos al que nos hemos acostumbrado: a ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

Me dice usted que es hijo de un canteiro gallego, está casado con una andaluza y se siente nacionalista catalán. Excelente. Verá usted, yo soy hijo de un valenciano y una vasca francesa-provenzal; nací en Madrid, estoy casado con una cántabra y mi hijo mayor nació también allí. Excelente también. Pero no me siento nacionalista en absoluto. Lo que no soporto es que cuando criticamos a los nacionalistas, éstos sólo saben responder diciendo que nosotros somos los nacionalistas. No, amigo, usted, como recalca en su carta, es nacionalista. Yo, no. Mi tarea es entender que usted sí lo es, cosa que, créame, no me resulta nada difícil. La suya es entender que yo no lo soy, aunque no esté de acuerdo con usted.

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Por lo demás, no me confunda para estigmatizarme mejor. Estoy muy a gusto con la definición de España como nación de naciones y regiones (y ya sé que la Constitución dice nacionalidades); me satisface sobremanera que el catalán, el euskera o el gallego sean otras lenguas españolas oficiales; he defendido y defiendo un federalismo asimétrico que otorgue mayores competencias a las nacionalidades que a las regiones y lamento que esas lenguas no tengan mayor presencia oficial, por ejemplo, en el Senado. En fin, amigo, lo siento para usted, pero soy decidido defensor de la variedad y el pluralismo. Por ello creo que tiene usted razón cuando se lamenta de 'lo poquísimo que se ha avanzado en algunas mentes en la aceptación sincera de la riqueza que representan las diversas culturas que, por la dinámica de la historia, hemos llegado a convivir en España'. Tiene toda la razón. Sólo que algunos la tolerancia la conjugan de modo intransitivo, como en la ley del embudo. Pues si España es diversa, con mayor motivo lo son Cataluña y Euskadi. Y eso es lo que algunos nacionalistas se niegan a aceptar: que la diversidad empieza en casa.

En todo caso, y a pesar de su tono agrio e insultante, créame si le digo sinceramente que le agradezco sus comentarios. Atentamente.

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