Un fenómeno en la red

El fenómeno Zinedine Zidane ha llegado también a la Red. Ayer, a las tres de la tarde era imposible acceder a la webdel Madrid porque se había saturado. En total, la página había soportado cuatro millones de webs servidas (páginas consultadas una vez dentro de la dirección). Un auténtico huracán si se tiene en cuenta que su media mensual es de ocho millones y que la de Terra es de 150 millones . Y es que todo el mundo quiere disfrutar con el nuevo fichaje de la entidad blanca y con todo el equipo, incluso en Egipto. El campeón egipcio desea tener el privilegio de jugar un partido con los blancos, aunque el capricho le salga caro: 325 millones de pesetas. Si a esta cantidad se le suman los derechos de televisión, las arcas blancas aumentarán en 500 millones. Hasta ahora el caché del Madrid era de un millón de dólares por amistoso en España y 1,5 millones dé dólares en el extranjero. Ahora una y otra tarifa se multiplicarán.

Las empresas patrocinadoras se tendrán que rascar, y mucho, el bolsillo. Si grabar publicidad en la camiseta del Madrid costaba 550 millones, hoy nadie podrá ser propietario del logotipo por menos de 2.000 millones. En principio, los directivos buscan una empresa de economía tradicional, con muchos puntos de venta que den cobertura a los productos del equipo. Ya hay una proposición de 1.500 millones.

Lo que ha padecido Internet lo puede sufrir la telefonía de tercera generación. Una empresa de telefonía móvil alemana ha concretado una oferta para que sus terminales sigan on line los encuentros. Síntoma de que nadie quiere perderse los próximos compromisos, ni siquiera en Arabia Saudí o el norte de África, donde quieren que el canal Real Madrid TV se emita en su territorio. Ver los entrenamientos y conocer las últimas noticias cuesta 60 millones de pesetas.

La venta de camisetas es otra fuente de ingresos que nunca descansa. Cuando ni Zidane tenía una elástica con su nombre y el número cinco, los compradores más ávidos ya salían de la tienda oficial blanca con una réplica de la que minutos más tarde sujetaba el jugador en la presentación. No había tiempo que perder, 13.000 millones no se amortizan en un día, pero las colas en la tienda auguran un buen futuro.