'Sharon no vivirá eternamente'
En la mayor sima de pesimismo que probablemente conoce el conflicto árabe-israelí en los últimos años, los ministros de la Autoridad Palestina tienen que ponderar cuidadosamente desesperación con fe inquebrantable en la imagen que dan en sus visitas al planeta. Aunque no haya tregua digna de tal nombre; aunque el Ejército israelí aplique imperturbable su política de asesinato selectivo de líderes palestinos; aunque Hamás no conciba otra guerra que la matanza indiscriminada, hay que afirmar que la negociación no ha muerto. Nabil Amr, el ministro de Arafat para Asuntos Parlamentarios, quizá uno de los que más tiempo tienen para viajar, está en España como ponente del eterno seminario de nuestro tiempo. Palestina e Israel: un conflicto que ya dura dos siglos, XX y XXI.
El pueblo palestino vive con el miedo a una guerra abierta, e incluso bajo la amenaza de una extensión de la guerra a Siria y Líbano
Hace unas semanas la pelota parecía estar en el campo israelí: el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, pedía a Israel la detención absoluta de los asentamientos en Cisjordania, pero el atentado suicida a una discoteca de Tel Aviv, que causó más de veinte muertos, ha volatilizado gran parte del apoyo diplomático a las posiciones del presidente Arafat.
'El atentado refleja una fea imagen de nuestra lucha. No deja ver que combatimos la ocupación israelí, a sus colonos, pero no a jóvenes que se divierten, rusos la mayoría, lejos de las líneas del conflicto. Pone un punto de interrogación a la justificación de la Intifada, que nace de las propias raíces del problema, de la frustración de un proceso de paz en el que durante los últimos 10 meses han muerto más de 500 compatriotas'.
Ese interrogante puede que obligue a Arafat a detener a los responsables de los atentados si quiere que Washington le tome de nuevo en serio como negociador.
'No detendremos, ni hemos detenido a nadie, siguiendo las listas que nos facilitan los israelíes, sino que aplicaremos nuestras propias leyes para restablecer la calma y la seguridad, pero no podemos garantizar el éxito al 100%. Hacemos lo que podemos. Además, es un error hablar sólo de seguridad, porque, si no se toman medidas políticas, como el fin absoluto de los asentamientos, todo será inútil'.
Arafat hizo recientemente un viaje relámpago a Madrid para ver al presidente Aznar, que le transmitió un mensaje muy duro de George W. Bush. El ministro asiente con la cabeza. Así fue. Cambia, sin embargo, entonces de idioma a español con intérprete, pese a que su inglés había parecido hasta el momento más que suficiente.
'Estamos en contacto permanente con la diplomacia norteamericana; el secretario de Estado, Colin Powell, y hasta el presidente Bush hablan casi a diario con Yasir Arafat. Pero, aunque saben de sobra que el primer ministro israelí, Ariel Sharon, no quiere negociar, no le presionan de verdad para que lo haga'.
¿Qué pasaría con la negociación si procesaran a Sharon, acusado de crímenes de guerra, como barrunta impávido un juez belga?
'No creo que eso incidiera en el proceso de paz, porque, tal cómo están las cosas, es casi imposible que empeoren. El pueblo palestino vive con el miedo a una guerra abierta, e incluso bajo la amenaza de una extensión de la guerra a Siria y Líbano. Increíblemente, Sharon cree que con el Ejército israelí lo puede todo. Desde la invasión del Líbano en 1982, cuando era ministro de Defensa, persigue la destrucción del pueblo palestino y, sin embargo, sólo cosecha fracasos. ¿Acaso no tuvo Israel que evacuar Líbano el año pasado sin haber conseguido nada a cambio?'.
¿Ha tenido algo que ver la Autoridad Palestina con la demanda presentada en Bruselas?
'No. Han sido palestinos y libaneses, supervivientes de la matanza perpetrada por la guerrilla cristiana, y consentida por Sharon. Pero no le niego que su procesamiento sería muy bien acogido por la opinión palestina y hasta por una parte de la israelí que califica su mandato de escándalo ético'.
Pero, en definitiva, desde donde estamos, ¿se va a alguna parte?
'Pese a todo, éste es un momento excepcional para negociar la paz. Estados Unidos está dispuesto a aceptar una mayor presencia diplomática de Europa en el conflicto; su propia actitud es más equilibrada que la de la Administración precedente de Bill Clinton; el secretario general de la ONU, Kofi Annan, es partidario también de la intervención de la organización internacional; el informe Mitchell pide el fin absoluto de los asentamientos; y, como sugirió Colin Powell, el envío de observadores internacionales para que el mundo sepa quién desencadena la violencia sería un buen comienzo para crear un clima adecuado a la negociación del fin del conflicto'.
Dice, sin embargo, que Sharon sólo piensa en imponer la fuerza.
'Pero, ¿sabe usted?, es que Sharon no vivirá eternamente'.
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