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Bélgica preside la UE hasta el fin de 2001 con el reto de introducir el euro

El Gobierno belga destaca el 'paso de gigante' que es la moneda única

Carlos Yárnoz

'Durante décadas hemos avanzado en la construcción de la Unión Europea pasito a pasito, pero hoy tenemos por delante la necesidad de dar un paso de gigante'. El primer ministro belga, el liberal Guy Verhofstadt, define así la combinación de los dos grandes retos que tiene por delante la Unión: la ampliación y la introducción del euro. El Gobierno belga arranca hoy la presidencia semestral de la UE y se ha marcado como objetivo primordial que la llegada del euro el 1 de enero de 2002 sea lo menos traumática posible.

Las autoridades belgas harán todos los preparativos para la llegada del euro en combinación con el Ejecutivo español, al que le corresponderá presidir la Unión durante el primer semestre de 2002. 'Será la primera que vez que los ciudadanos se enfrenten a una realidad tangible de la construcción europea', destaca un amplio informe elaborado por el Gobierno federal belga. Pero a la vez reconoce que 'el euro no es suficientemente conocido aún' por los ciudadanos, por lo que se propone lanzar en estos próximos meses una 'gran campaña de información' para que los consumidores vayan familiarizándose con la moneda única.

En un momento en el que el Banco Central se esfuerza a diario por mantener bajo control las tasas de inflación, belgas y españoles animan a los consumidores a evitar que los temidos redondeos de precios a cuenta de los decimales de euro que habrá que utilizar permanentemente no deriven en nuevas alzas de esos precios. Los Gobiernos de los dos países preparan para el último día del año o el primero de 2002 un solemne acto festivo en Bruselas para celebrar la histórica puesta en circulación de la moneda europea.

Verhofstadt, como cabeza visible del Gobierno de un país fundador de la UE incluido siempre entre los partidarios de acelerar el proceso de construcción europea, ya plantea ir más lejos y no deja de repetir la conocida frase de que 'existen Estados sin moneda, pero no monedas sin Estado', por lo que, en su opinión, ahora es urgente que la UE acometa realmente una política socioeconómica común.

Relevo a Suecia

Es sólo alguno de los criterios y conceptos más obvios que tradicionalmente han separado al Gobierno belga, que ya ha presidido otras diez veces la UE, con el sueco, que ayer concluyó su primer semestre al frente de la presidencia de la Unión limitado en todo momento por una opinión pública mayoritariamente euroescéptica. Para el embajador sueco ante la UE, Gunnar Lund, la de Suecia ha sido una presidencia 'rica en resultados y gestionada con eficacia'.

Son muy pocos los que sostienen esa tesis. Pero al menos sí lograron los suecos uno de los principales objetivos del semestre: impulsar las negociaciones de la ampliación de la UE. Su primer ministro, Goran Persson, consiguió llevar como invitados a sus dos cumbres a los líderes de Rusia y EE UU, Vladímir Putin y George W. Bush; si bien la segunda, la de Gotemburgo, se vio deslucida por 'la tragedia', como lo definió el propio Persson, de los incidentes con los manifestantes.

Ahora, el Ejecutivo belga se ha fijado una serie de metas entre las que destacan el euro, el avance en las negociaciones de la ampliación y la estructuración del gran debate sobre el futuro de Europa, que se definirá en la cumbre de Laeken-Bruselas en diciembre. Pero entre los objetivos también figuran los preparativos para la nueva ronda de negociaciones en el seno de la OMC prevista para noviembre; la elaboración de nuevos indicadores para determinar las tasas de empleo y, sobre todo, la calidad del mismo; la búsqueda de políticas comunes para mantener los actuales sistemas de pensiones (en 2040 Europa tendrá el doble de pensionistas que hoy); la creación de la Agencia Alimentaria, a cuya sede aspira España frente a Finlandia; o la creación de Eurojust (grupo de magistrados equivalente a Europol en el ámbito policial).

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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