Conchita aprende a vivir con sus problemas

La situación para Conchita Martínez no es muy distinta de la que vivió en los primeros meses de esta temporada. Sin embargo hay un factor diferencial: ahora ha decidido que debe aprender a convivir con sus propios problemas y no agobiarse. Para una jugadora de su nivel, acostumbrada a grandes victorias y a moverse entre las diez mejores, su situación no resulta especialmente motivadora: ha caído al 20º puesto mundial y hasta ahora no ha superado unas semifinales, ronda que sólo alcanzó en Sydney, Charleston y Roma.

Su temporada, sin embargo, viene marcada por los problemas. Primero, una infección en sus piernas, consecuencia de una picadura de un mosquito y de un grano mal curado. Después, llegó la rotura con su entrenadora, la argentina Patricia Tarabini, con la que jugaba los dobles y mantenía una excelente relación. Luego se produjo el reencuentro con Eric Van Harpen, su recurso habitual para reencontrarse con su juego. Y en medio, los irresolubles problemas con su saque, que acaban afectando la totalidad de su juego, y sus molestias en el tendón de Aquiles, que arrastra desde hace ocho meses.

'Mantenerte tranquila'

La cuestión' confiesa Conchita a sus 29 años, 'es ser capaz de sobreponerte a todo y mantenerte tranquila en la pista. Ya sé que algunas veces me enfado porque las cosas no me salen como quiero, pero lo que estoy intentando es mantener una actitud positiva. En mi último partido, ante Osterloh, lo conseguí. Jugué con ganas y muy suelta. Y ahora tengo motivos para estar contenta: noto buenas sensaciones en la pista y estoy en octavos de final de nuevo. Siento una gran alegría por volver a esta ronda'.

La aragonesa, única española campeona en Wimbledon, en 1994, no alcanzaba los octavos desde 1996. Un tramo demasiado largo para una ex campeona. Pero examinando todo lo que ha ocurrido, concluye que haber llegado a la final de Roland Garros en 2000 y a la del Open de Australia en 1998 son dos logros que adornan a la perfección una carrera marcada por su triunfo en Wimbledon.

Ahora mismo, uno de los principales problemas que no logra resolver es su saque. 'No logro tirarme bien la bola con la izquierda', afirma. Conchita adujo inicialmente posibles problemas en el hombro. 'No', dice ahora, 'no es un problema físico, puesto que las resonancias no han detectado nada. No sé donde está la clave. Y cuesta creérselo hasta que no te afecta. Es frustrante y llega a afectar el resto de mi juego en ocasiones. Pero ahora me lo tomo con más calma y estoy encontrando soluciones'. Otro problema es que debe recuperar la agresividad y atacar más con su derecha. Y en eso está.

Y con esta nueva mentalidad, pero también con todos estos problemas, la aragonesa afrontará hoy en octavos de final a la revelación rusa Lina Krasnorutskaya, de 17 años. 'La bola vendrá fuerte y botará poco', explica Conchita. 'Pero mi revés cortado también duele en estas pistas. Saldré a por todas y con ganas. Sé lo que puedo hacer. Si las cosas me salen soy muy difícil de ganar'.