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Reportaje:

Toreo sin muerte en EE UU

En las corridas de California, la suerte suprema se lleva a cabo con 'velcro'

De día, Dennis Borba podría ser tomado por un ranchero más de Central Valley con su camiseta de algodón y su furgoneta roja. Pero cuando llega la noche del lunes en esta tórrida época del año se pone su deslumbrante traje de luces, hecho en Madrid, y se convierte en Matador Borba, tras coger un puñado de barro y santiguarse antes de entrar en la plaza de toros.

En estas ciudades polvorientas y que no aparecen en el mapa, como Stevinson, Gustine y Thornton, es la temporada de la 'fiesta brava', las corridas. De mayo a octubre, pero especialmente en junio, miles de norteamericanos originarios de las Azores acuden a las plazas de toros para asistir a una forma especial de corridas.

En las únicas corridas legales en Estados Unidos, como en las portuguesas, no se mata al toro

Cuando Matador Borba coge su capa en el ruedo, se enfrenta a un toro vivo que pesa cientos de kilos, pero sin espada y sin la ayuda de picadores que castiguen al toro con sus puyas.

El toro lleva un trozo de velcro en su poderosa espalda. Los dardos con puntillas de papel de Borba, o banderillas, están forrados con velcro. En vez de pinchar al toro, se pegan. Se podría hablar, pidiendo perdón a Hemingway, de Velcro en la tarde.

Esta fiesta híbrida de California, en la que los cuernos del toro que terminan en un diamante están forrados de piel para proteger a los caballos montados por jinetes vestidos al estilo de los tres mosqueteros, es un derivado de las tradicionales e incruentas corridas de toros portuguesas, y, como éstas, incluyen también a los forçados.

En esta variación se hace burla del toro, se le agobia, se baila y se lucha cuerpo a cuerpo con él, pero no se le mata. El velcro es una modalidad singular.

Es tanto una concesión a los protectores de animales como una respuesta a la ley. Las corridas como se llevan a cabo en España y en México, en las que se mata al toro al final, son ilegales en EE UU. California prohibió cualquier tipo de corridas en 1957, pero, tras las presiones de los ciudadanos de Gustine, permitió corridas al estilo portugués.

Las casi 20 corridas de toros que se celebran aquí todos los veranos ni se conocen demasiado ni están anunciadas, a no ser entre los norteamericanos de origen portugués de California, un grupo estrechamente vinculado. Lo integran unos 350.000 vaqueros y propietarios, rancheros, empleados del sector de la alimentación y trabajadores de la construcción.

'En California, las corridas por tradición tienen lugar los lunes por la noche después de una serie de misas, fiestas y procesiones', afirma Elmano Costa, director del Centro para los Estudios Portugueses de la Universidad Stanislaus en el Estado de California.

'La corrida es más que un deporte', afirma Elmano Costa. 'Es un acontecimiento social, el lugar en el que los chicos se encuentran con las chicas. Sirve para mantener la conexión entre personas que pueden vivir bastante apartadas, pero que se reúnen en Stevinson para las corridas'.

La plaza de toros, con un aforo de 3.000 personas, se llena con el aroma de vino y ajo, cuando docenas de mujeres con el traje tradicional de las Azores cocinan lomos de cerdo para los emparedados, la comida de las corridas.

Dennis Borba es el único torero profesional activo nacido en EE UU. Su padre, Frank V. Borba, fue un pionero de las corridas locales. Su abuelo John era ganadero de toros de lidia en las Azores.

El torero, que se niega a revelar su edad y que complementa sus ingresos trabajando como doble de escenas peligrosas en Hollywood, pasó ocho años como novillero en México, convirtiéndose en torero en 1987.

También actúan en California los Forçados de Turlock. Son un grupo de ocho valerosos 'agarradores de astas' que se ponen en fila y cogen al toro por los cuernos mientras embiste, igual que en Portugal.

Dennis Borba, el único torero en activo en Estados Unidos, en plena faena.
Dennis Borba, el único torero en activo en Estados Unidos, en plena faena.THE NEW YORK TIMES

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