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'En el Madrid he ganado recorrido'

Luis Figo (Lisboa, 1972) cumplirá dentro de un mes su primer año en el Real Madrid. Ese tiempo le ha bastado al ex jugador del Barcelona para besar la Cibeles ante medio millón de personas, levantar el título de Liga y contraer matrimonio con Raúl como testigo. También ha cambiado su función en el campo. Ha echado de menos a Guardiola, ya que le permitía entrar en contacto más veces con el balón, y ha trabajado más de lo que prefiere en la defensa. Además, ha recibido un Balón de Oro, el galardón que otorga la revista France Football, al mejor del mundo en la temporada 2000-01. El exceso de protagonismo que asumió tras recibir el premio, dice, le ha llevado a tomar decisiones equivocadas en muchos partidos. 'Lo asumo', sentencia; 'mi juego consiste en asumir riesgos'.

'Mi forma de jugar es asumir riesgos y tomar decisiones arriesgadas, algunas veces bien y otras mal'
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Pregunta. ¿Termina el año más difícil de su vida?

Respuesta. No. Ha sido duro en lo extradeportivo. Porque en lo deportivo todos son difíciles: la competición es larga, hay muchos partidos y siempre hay mucha presión por ganar un título. Pero en lo extradeportivo, por el cambio que he hecho y todo lo que se ha montado, ha sido anormal. En términos de presión, en Barcelona también tuve la presión de rendir y jugar bien. Pero, por ser un fichaje nuevo y lo que he costado, en el Madrid esa presión se ha multiplicado.

P. ¿Compensa la Liga y el Balón de Oro el trauma que supuso su marcha del Barcelona?

R. No hablaría de trauma. Ha habido un proceso de integración después de un cambio radical. He cambiado de ciudad, de equipo, de forma de vivir; los círculos de amistades, el sistema de juego, el vestuario... Pero no puede ser traumático venir al Madrid. Creo que a muchos les gustaría estar en mi posición y jugar en uno de los mejores equipos del mundo. Las dificultades se han centrado en lo extradeportivo, porque es un campo que yo no puedo controlar. No puedo impedir que se escriba o que se hable en los medios. He intentado estar al margen de todo eso para concentrarme en jugar al fútbol y, en ese sentido, he tenido una temporada fantástica. Si sólo se tratase de jugar al fútbol, sería mucho más fácil, pero tener que cargar con todo el ruido que se produce alrededor supone un desgaste mucho más grande. Eso no lo puedo impedir. Pero, en cierta forma, es una carga que me da prestigio.

P. ¿Qué significó el beso que dio a la Cibeles?

R. Dicen que da suerte y yo no sé si tendré la oportunidad de estar ahí otra vez. Nunca se sabe. Hay que intentar disfrutar al máximo de ese momento porque nunca se sabe lo que va a pasar mañana. Si hay que trabajar mucho para poder estar ahí, si hay que sufrir mucho, también hay que disfrutar mucho. Por eso le di un beso. Y no fui el único que lo hizo. Creo que hubo otro, pero no se ha visto.

P. Después de toda la fiesta, ¿se ha planteado terminar su carrera en el Madrid o sigue pensando en el fútbol inglés?

R. Yo no programo mi futuro. No me gusta programar las cosas porque cuando programas algo normalmente acaba mal. Depende de muchas circunstancias. Depende de mi rendimiento, de cómo vayan las cosas, del cariño de la gente... La única realidad es que tengo un contrato aquí y espero cumplirlo. Después de eso, si tengo fuerzas, me gustaría jugar en Inglaterra. Pero es una cosa que no puedo prever.

P. ¿Se puede decir que este año ha perdido el pase largo de Guardiola, que le permitía lucirse más en el uno contra uno, pero ha ganado la capacidad de definición que aporta Raúl a sus jugadas?

R. He ganado recorrido, porque teóricamente no jugamos con interior, y he perdido la oportunidad de jugar más uno contra uno en el último tercio del campo. El no jugar con un interior me impide muchas veces recibir el balón en esa parte del campo únicamente con un hombre por delante.

P. A veces, se le ha visto desesperado en los partidos. ¿Fue consecuencia de la adaptación al sistema del Madrid?

R. No puedo tocar tres o cuatro veces el balón en un partido. Eso afectaría a mi rendimiento y al del equipo. Siempre seré así. Es mi forma de jugar. Sin balón, no sé jugar. Cuando no era profesional, en la calle, jugábamos sin balón. Ahora mismo no me lo puedo permitir. Si hay un balón, hay que estar en contacto con él. Y, si no entro en contacto, se me puede ver desesperado.

P. ¿Qué cosa le desagrada más?

R. Perder. Jugar mal.

P. ¿Y qué es jugar mal?

R. Perder balones, no ser eficaz.

P. Se le ha acusado de ineficaz por no desbordar como en el Barcelona.

R. Si me critican porque desbordo menos en el último tercio del campo, bien. Pero para desbordar hay que estar ahí, hay que tener el balón en el último tercio. Si estás más atrás y tienes que desbordar en el medio del campo, lo haces, pero no con el peligro que creas cuando desbordas en los últimos metros. Si el balón no llega rápido y cuando llega tienes dos o tres jugadores por delante, el desborde pierde eficacia. No puedes desbordar a todo el equipo contrario.

P. Ya se ha convertido en uno de los líderes del Madrid. ¿Cree que las jerarquías se establecen en el campo o en el vestuario?

R. En todos los equipos hay referencias, no grupos de poder ni jerarquías. En una plantilla cada uno tiene la importancia adecuada. Las jerarquías son para el público, para la prensa. En el vestuario nos sentimos todos iguales. Luego, hay jugadores que son referencias por su forma de jugar, pero no es algo que se busque, sino que surge con naturalidad.

P. Hierro y Raúl son dos pesos pesados del equipo. ¿Su afinidad con ellos es personal o profesional?

R. Es personal. No se escoge. Surge de manera espontánea. Yo ya conocía a Fernando [Hierro], había hablado con él. Con Raúl fui coincidiendo a lo largo de la temporada. Me relaciono bien con él, tengo una buena amistad y me ha ayudado a integrarme. Como jugador, es un monstruo del gol. Es impresionante la capacidad que tiene para marcar y ha hecho una temporada fantástica a pesar de los problemas físicos que ha tenido. Fue decisivo.

P. ¿Y con Roberto Carlos? ¿Cómo se sintió el día del Villarreal, cuando corrió a abrazarle después de que marcó de falta justamente un jugador con el que había mantenido una rivalidad histórica?

R. Rivalidad deportiva. Tengo y tendré una buena relación con él porque ahora estamos del mismo lado.

P. ¿Se considera vanidoso?

R. Sí. Depende de la situación y de la persona .

P. ¿Es necesario controlar esa vanidad? ¿Se le subió un poco el Balón de Oro a la cabeza?

R. Yo soy realista. Sé perfectamente lo que hay. En el fútbol vives de lo que haces en el último domingo y no interesa que ganes 20 premios al año porque el domingo siguiente te estarán examinando cada vez más. Son bonitos porque reconocen tu trabajo, pero no te dan estabilidad en términos futuros. O sigues rindiendo al máximo nivel o la gente, en vez de premios, te dará hostias.

P. ¿No cree que a veces peca de afán de protagonismo?

R. El afán de protagonismo es bueno si es para bien del equipo, pero si es por uno mismo las cosas siempre terminan mal. Yo, en algún partido, quizá me he equivocado al tomar decisiones. Lo asumo. Seguramente me he equivocado en muchos partidos, pero todo lo que he hecho lo hice con mentalidad de ayudar al equipo.

P. O sea, le pagan para asumir riesgos.

R. Mi forma de jugar al fútbol consiste en asumir riesgos y tomar decisiones arriesgadas. Algunas veces decides bien y otras mal, pero no dejaré de asumir riesgos porque creo que con ese pensamiento he beneficiado al equipo. Yo no tengo necesidad de tomar decisiones arriesgadas para beneficiarme en este momento ¿Para qué tengo que correr riesgos con mi prestigio? Lo hago por el equipo.

P. ¿Por qué ha dicho que le dedica la Liga a sus detractores?

R. Nadie mejor que los detractores para dedicarles esta Liga. A ésos que están esperando que las cosas me vayan mal. Tendrán que aguantar un poco más.

P. ¿Quiénes son?

R. Todos esos malos profesionales que han querido destruirme jugando bien o mal, ya que les daba lo mismo. A esa gente hay que darle fútbol. El balón es mi única defensa. ¿Qué voy a hacer? La única respuesta que puedo dar es jugar al fútbol. No me pagan por escribir y tampoco trabajo en una radio. Así que no tengo la oportunidad de difamar a nadie. Para contrariarlos hay que jugar bien.

P. ¿Qué fue de su historia de amor con Barcelona?

R. Todavía la tengo. Por mi parte, no se ha roto. Tengo la misma idea de la ciudad y de la gente que cuando salí.

P. ¿Y el recibimiento en el Camp Nou? ¿Y toda esa maquinaria en contra suya?

R. Es artificial, porque la prensa mueve masas y muchos directores de periódicos de Barcelona me lamían el culo para estar bien conmigo. Muchos de ellos esconden su pasado madridista para vender periódicos y porque están en una posición privilegiada. Yo no escondo mi pasado de jugador del Barcelona. Ahora, a todos esos directores que antes me lamían el culo les interesa hablar mal y montar una campaña en mi contra. Para ellos es un negocio. En este momento eso vende y actúan para vender. Mañana venderán otras cosas.

P. ¿Cómo se ha refugiado de todo lo que rodeaba al fútbol?

R. En mi familia. Durante el año viajamos mucho y estamos mucho tiempo fuera. El equilibrio te lo da tu relación familiar y los amigos. Acabas por refugiarte en eso para descansar, para encontrar la paz. Y este año he tenido más necesidad que nunca de buscar un refugio fuera del fútbol.

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