El 'rey' de Portugal interpreta su vieja tragedia
Figo, que no descarta ser actor cuando se retire, vuelve a enfrentarse al club del que fue un ídolo
Luis Figo pudo ser una leyenda del Barcelona. No sólo por su habilidad para desbordar y meter centros con rosca, sino también porque conectó con el Camp Nou por la vía de lo intangible. Era una presencia carismática en la línea que separa el campo del público: la banda. Un medium entre el espíritu del equipo y el alma culé. Un actor avezado, quizá, a quien esta noche le tocará interpretar de nuevo el eterno papel de villano o de héroe según se le mire desde la grada azulgrana o desde la blanca. Su destino trágico desde que dejó al Barça.
'La verdad es que en el fútbol hay mucha representación', dice Figo; 'la gente nunca llega a conocer a los jugadores. Supuestamente, conoce lo que ve en la tele, un jugador jugando al fútbol, o una imagen que da la prensa. Pero, realmente, nadie conoce cómo eres ni sabe lo que llevas dentro. No creo que interpretemos papeles. Más que nada, la gente se hace una imagen de cada futbolista'.
Los aficionados saben que Figo es portugués, que tiene 29 años y que, como fue sancionado con un partido de suspensión -la ida, en el Camp Nou-, sólo jugará, hoy, la vuelta de la semifinal y, casi seguro, la final. También es de dominio público que hace dos meses sufrió una grave lesión de tobillo que contribuyó a mantenerle en la sombra, lejos de los focos que esta temporada iluminan a Zidane. El tobillo aún le duele. Y así deberá aguantar hasta finales de junio, todo el Mundial. Porque si hay una imagen que le preocupa dar es la del 'profesional': trabajador, comprometido y eficiente.
¿Este póster perfecto es real o es consecuencia de su vena dramática? ¿Considera Figo dedicarse al cine, al igual que ex futbolistas como Cantona o Jones?
'En este momento no haría nada', afirma muy serio, 'por respeto a los actores y a su profesión, que creo que es muy bonita. Tengo gente conocida en ese mundo y les admiro mucho. Me gusta. Pero en este momento que me dejen con los anuncios comerciales y cosas de ese género. La de actor es una profesión que requiere don y conocimiento. En este momento soy jugador de fútbol. En el futuro no me cierro puertas a nada'.
Figo es un personaje que ha producido mitos: reclusos en anuncios publicitarios (Nike), rockeros en promociones de Portugal y guerreros de pelo crespo que corren por la cancha de un vídeojuego trasladando el balón como si fuera un misil.
'No practico los vídeojuegos y no sé por qué transmito esa imagen', comenta; 'quizá sea porque el pueblo portugués ha sido guerrero o ha tenido curiosidad para descubrir cosas nuevas. Mis antepasados han sido exploradores, descubridores de India, de parte de África... A lo mejor la sangre me tira hacia eso. Yo soy más un aventurero. Para poeta ya tenemos a [Fernando] Pessoa'.
Contra el estrés
A Figo le agrada su aire misterioso tanto como la interpretación de una suerte de Bullit futbolístico: canalla, afectado y vanguardista. Quienes le acusaron de no acudir al Camp Nou por temor quizá no sepan que, por naturaleza, tiende a revelarse contra las amenazas y todas las formas de autoridad. Varias veces ha viajado a Barcelona por su cuenta, no para jugar al fútbol. 'El fútbol no lo es todo', explica; 'no vivo 24 horas conectado al fútbol. Es bueno porque me abstraigo. Estar 24 horas conectado a la profesión implicaría un estrés enorme. Y yo me intereso por muchas otras cosas que me dan placer, que me gustan'.
Sus dos hijas, el cine, la pintura o los best sellers son parte de sus aficiones. Sidney Sheldon, autor de El maestro del juego y otros embrollos de poder, dinero, lujuria y corrupción, es uno de sus escritores frecuentados.
'Espero ver la película de Almodóvar, Hablé con ella, y Yo soy Sam', dice; 'voy bastante al cine con mi mujer. Hago mi vida normal. Voy a la calle, hago la compra, voy al Corte Inglés. No tengo ningún problema. Es peor cuando no sales porque la gente no está acostumbrada a verte. Cuando te ven mucho, ya pasan de ti'.
'Realmente, estoy muy cómodo en Madrid', continúa; 'me gusta estar rodeado de mis amigos y de mi gente. No tengo muchos amigos en Madrid, pero con los que tengo me basta. Creo que disfruto con ellos y me siento realmente bien. También me ha ayudado a sentirme integrado el hecho de haber encontrado una casa. Eso nos ha ayudado a establecernos'.
Detrás de la imagen de Figo el fútbol se desvanece: 'En este momento estoy disfrutando jugando al fútbol. Lo que pasa es que hay muchas cosas alrededor que no me gustan. Cuando empecé, en Lisboa, no me daba cuenta. Jugaba por prestigio, no por dinero. Si en el Sporting me hubieran pagado todo el dinero del mundo, no me habría quedado. Yo era rey en Portugal y quería ser príncipe en el mundo. Por eso vine al fútbol español y por eso me retiraré cuando no disfrute. Y nunca seré representante ni entrenador. Lo puedo firmar ya. Tengo metas más altas, con el máximo respeto. Mi objetivo en la vida no es estar negociando contratos con presidentes de clubes. Tampoco es que tenga aspiraciones espirituales. No me considero un artista, sino alguien que busca que la gente disfrute. Cuando me retire, me dedicaré a disfrutar de la vida'.
Hasta que la vida le rinda otros frutos, para Figo habrá fútbol por obligación y placer en dosis repartidas. Y noches como la de hoy. Con estadios atentos a su particular tragedia.
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