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Reportaje:

Las huellas de la verbena en las playas de Barcelona

Cenas al aire libre y conciertos contra la globalización reciben a Sant Joan

Una pareja de turistas de Costa Rica, recién aterrizada en Barcelona, cargada de maletas y en busca de hotel, observa con perplejidad un folleto. En él se anuncia una verbena de Sant Joan con el lema Disfruta de la coca y del cava. Sobre todo les sorprende lo de la coca. Por su lado, pasa gente, pero sin excesos. El centro de la ciudad apenas se vio afectado por la fiesta. La juerga se concentraba en otros puntos: los más cercanos al mar, como si así se superara mejor el sofoco de una noche tórrida.

A simple vista, las discotecas de Maremàgnum ofrecían el aspecto de cualquier fin de semana. Una multitud de extranjeros recorría el Moll de la Fusta, algunos con aire despistado. A pocos metros, en el barrio de la Barceloneta, sí se tomaban la noche como una fiesta especial. En las plazuelas y callejas, los niños más pequeños tiraban pequeños petardos bajo la mirada de sus padres. Los quinceañeros iban en pandillas con decisión más temeraria. Disfrutaban con la pirotecnia. Un chico salió de una portería con una planta, introdujo un petardo en la maceta y la hizo saltar en mil pedazos. Mientras, un padre de familia manipulaba una traca sosteniendo un cigarro entre los dedos. Saltaba a la vista que no se cumplian las medidas de seguridad aconsejadas desde hace días por las autoridades. Algunos vecinos habían decidido celebrar las cosas de un modo diferente: en vez de una fogata, tan incómoda en la ciudad, una cena comunitaria, con mesas a lo largo de la calle y un cierto espíritu de fiesta vecinal. En una de las calles largas y estrechas de la Barceloneta, los vecinos montaron una cena al aire libre bajo un entoldado, por si acaso llovizneaba, pero no lo hizo. El olor intenso a pólvora se mezclaba con aroma a calamares a la romana. Ganaba la fritanga. Tras la cena, unos pocos vecinos, los más desinhibidos, se pusieron a bailar. El resto observaba los toros desde la barrera. La escena se repetía en el barrio de Sants, sin el olor a pringue.

Hubo grupos que se fueron a cenar a la playa. Llegaron con mesas y sillas portátiles y algunos incluso con caña de pescar. Cenaron intranquilos, ya que los petardos de los niños y de los no tan niños producían sobresaltos constantes. Algunos prendieron pequeñas hogueras en la arena.

La noche también fue movida en la Mar Bella. Además de las tradicionales verbenas populares, este año, en la noche de Sant Joan, se celebró la 'verbena del solsticio de verano', organizada allí por grupos que han participado en la reunión contra el Banco Mundial. En esta verbena reivindicativa, la gente estaba eufórica y seguía a ritmo frenético la música de los grupos que estaban sobre el escenario. Desde la tarima, el cantante de la banda barcelonesa Cheb Balowsky pidió 'un mundo sin fronteras' y alternó letras en árabe con otras en catalán.

Tras la música, la fiesta de los antiglobalizadores continuó con un pase de moda titulado Prêt a revolter ('listo para la revuelta'). Desfilaban modelos de manifestantes antiglobalización con trajes de diseños atrevidos resistentes a los golpes de los antidisturbios.

Entrada la madrugada, el público de la Mar Bella dejó el escenario y se fue a saltar sobre las hogueras cercanas. Otros fueron a pasar lo que quedaba de noche en la playa. Decenas de antorchas clavadas en las rocas del espolón y el ritmo constante de timbales daban a la concentración el aire de una fiesta pagana.

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Por las calles de la Villa Olímpica algunos motoristas parecían conducir influidos por el alcohol. La Guardia Urbana los detenía unos metros más allá. Mientras, en la Barceloneta, los vecinos recogían mesas y sillas. Pasadas las cuatro de la madrugada sólo quedaban el entoldado y vasos de plástico por el suelo.

Las playas de la ciudad de Barcelona, como la de de la Mar Bella quedaron ayer en pésimas condiciones tras las verbenas de la noche.
Las playas de la ciudad de Barcelona, como la de de la Mar Bella quedaron ayer en pésimas condiciones tras las verbenas de la noche.MARC DÍDAC

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