Los expertos defienden que es prioritario atraer a los jóvenes al teatro

Jaume Colomer, gerente de los teatros Victoria y Poliorama de Barcelona y con una larga trayectoria de promoción cultural a las espaldas, pudo decirlo más alto, pero no más claro. 'La captación de un público joven es una prioridad', manifestó Colomer, 'porque los jóvenes no viven el teatro como una necesidad, como ocurre con la música. Por otra parte, debemos conocer mejor el perfil de los espectadores de teatro para impulsar acciones que atraigan a más gente a las salas'. El cuidado de la estética, la combinación de calidad y de comercialidad, la presencia de actores famosos, la pedagogía activa hacia el teatro en las escuelas e institutos y la variedad de géneros figuraron entre las recetas que Colomer ofreció, al igual que otros ponentes, para promover la afición teatral.

No fue la única intervención en esa línea dentro de la primera jornada del seminario La gestión de las artes escénicas, que concluye mañana y que reúne a directores de teatros públicos y privados, programadores, responsables de compañías y productores.

Aunque la asistencia a las salas se ha estabilizado en los últimos dos años, tras una buena racha de incremento de espectadores, los expertos atribuyen al tirón de musicales como La bella y la bestia (14% del total de la recaudación nacional) una cierta sensación de optimismo en el sector. Ahora bien, el signo más preocupante pasa por la pérdida de audiencia joven, un dato muy destacado por Rubén Gutiérrez, coordinador de estudios de la Fundación Autor.

Sólo un 10% de asiduos

De cualquier modo, las cifras globales resultan elocuentes y demoledoras. Apenas el 10% de la población adulta declara que asiste con cierta frecuencia al teatro (4-5 veces al año), mientras un 20% se define como aficionado esporádico (1-2 veces al año de asistencia). El 70% restante nunca pisa una sala de teatro. El retrato-robot del teatro español todavía adquiere perfiles más graves al considerar que casi el 60% de los espectadores se concentra en Madrid y en Cataluña, seguidas a gran distancia por Andalucía y la Comunidad Valenciana.Por géneros, el humor se lleva la palma, con un 76% de aprecio, frente al musical y al clásico (56%), hasta descender al teatro de vanguardia (39%).

La importancia de una programación para 'todos los públicos' apareció como una constante en las intervenciones. 'Es la clave para acertar con el público', comentaron varios asistentes. A propósito de la apertura a sectores muy variados, el responsable de comunicación del Liceo de Barcelona, Josep Tardá, relató toda una serie de iniciativas que el simbólico teatro ha puesto en marcha. Desde una ampliación de los abonos hasta sesiones con segundos repartos, pasando por espectáculos de cabaré o una intensa campaña de popularización de las actividades en una institución que pasó a ser pública tras la reapertura en 1999. Después de la reforma motivada por el incendio del Liceo en 1994, el teatro pasó a depender del Ministerio de Educación y Cultura, la Generalitat catalana y la Diputación y el Ayuntamiento de Barcelona.

Tardá insistió asimismo en la necesidad de aficionar a la ópera o al teatro a las nuevas generaciones. 'La ópera', indicó, 'pasa por ser el espectáculo total, pero hay que eliminar ese aspecto elitista y de que sólo está al alcance de muy pocos. Es música y canto, pero también teatro, dramaturgia y literatura. Interesar a los jóvenes es el reto más difícil, pero es nuestro principal desafío'.