Dos patrulleros para proteger el descanso de 62.000 vecinos
La calle de la Arquitectura, donde en la madrugada de ayer fue asesinado el abogado Arturo Castillo, se encuentra apenas a dos minutos de distancia de la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, situada en el Camino de las Huertas, número 36. Los dos coches patrulla que a esa hora vigilaban el descanso de los 62.000 vecinos de Pozuelo de Alarcón, apenas tardaron "cinco minutos" en llegar al chalé tras la llamada de socorro efectuada por la esposa del abogado, Ángela S. P., al teléfono regional de emergencias 112.
"Pozuelo es una localidad con gran número de urbanizaciones, separadas por una considerable distancia", denunció ayer la dirección del Sindicato Unificado de Policía (SUP). "Sería necesario al menos triplicar el número de efectivos policiales que prestan servicio de noche (seis coches en vez de dos) para garantizar una respuesta eficaz ante cualquier emergencia en un tiempo cercano a los cinco minutos", añade el sindicato mayoritario en el cuerpo.
El chalé de la familia Castillo es colindante a otro que está en construcción desde hace 12 años. El dueño de este último inmueble aseguró ayer que hace un par de semanas descubrió pisadas en la tierra de su pequeñó huerto, en dirección a la casa del abogado, lo que aquel interpreta como un signo de que algún intruso había estado ya merodeando por la zona.
Huellas de un solo hombre
La Brigada de Policía Científica, tras inspeccionar el chalé asaltado, únicamente descubrió huellas del moldavo detenido como presunto autor del crimen. Pese a eso, este delincuente tuvo tiempo suficiente para matar a Castillo, herir a su esposa y a la hija mayor y abusar sexualmente de su hija menor. Actuó como movido por lo que en psiquiatria forense se denomina furia homicida, un fenómeno consistente en que el agresor se ve enardecido por sus propias acciones, lo que le encierra en una espiral de violencia.
Fuentes de la Jefatura Superior de Policía creen que Pietro Arcan actuó en solitario, aunque no descartan que en el exterior de la vivienda hubiese uno o más cómplices esperándole en un coche. Éstos habrían huido al ver llegar a los patrulleros.
El chalé asaltado disponía de un sistema de alarma electrónico contratado con la empresa Tecsegur. Como los propietarios estaban dentro, desconectaron el dispositivo, lo que explica que no detectara la irrupción del intruso homicida.
Arturo Castillo fue inhumado ayer tarde en el cementerio sacramental de San Justo, en Madrid, con asistencia de sus dos hijas. En el entierro, una de ellas leyó una emotiva carta de recuerdo a su padre. Ambas menores visitaron antes a su madre en el hospital Clínico.
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