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Reportaje:

El crimen fue pasional

La Audiencia de Navarra condena a penas de entre 26 y 30 años a los tres acusados del caso de Gartzain

La Audiencia de Navarra no ha tenido dudas al juzgar uno de los asesinatos más enigmáticos ocurridos en la última década en la región: fue un crimen pasional. El tribunal ha condenado a los tres vecinos del valle de Baztán procesados por el crimen de Gartzain a penas de cárcel que oscilan entre los 29 años para Manuel Ariztia, considerado autor material de los disparos de escopeta que mataron a Juan José Mayora, y los 26 años y ocho meses que deberán cumplir, cada uno, los hermanos Matías y Feliciano Echarte, inductores del asesinato, según considera probado la sentencia.

Los tres están ya en prisión. Los jueces no albergan 'duda alguna' sobre la autoría de los acusados y tampoco sobre el móvil: el escarmiento que decidieron dar a un hombre que mantenía relaciones sentimentales y sexuales con Nieves Daguerre, esposa de Feliciano.

La Sala que ha juzgado el crimen, cometido en mayo de 1994, otorga una importancia absoluta a las declaraciones autoinculpatorias que en 1999 realizaron los hermanos Echarte. Los jueces entienden que aquella decisión, tomada años después de ocurridos los hechos, de confesar que planearon dar un escarmiento a Mayora por sus relaciones con la mujer, y que encargaron el crimen a un vecino, Manuel Ariztia, quien aceptó, 'constituye sin duda la principal prueba de cargo y un factor esencial' para determinar la culpabilidad.

Varios años de investigación de la Guardia Civil y de detectives privados no lograron hallar ninguna prueba incriminatoria. La escopeta de caza con la que Ariztia disparó cuando la pareja regresaba del habitual lugar de sus encuentros amorosos, un remoto paraje rural de Baztán, jamás ha sido hallada. Los tres inculpados presentaron coartadas para el anochecer de aquel domingo de primavera. El juicio fue incluso sobreseído y vuelto a reabrir en dos ocasiones.

El fallo considera 'disparatada' la posterior retractación de los hermanos Echarte, quienes, tras confesar, adujeron que la Guardia Civil les amenazó y que para evitar más coacciones decidieron inventarse la versión del crimen. Ya lo dijo en sus conclusiones el fiscal, Javier Muñoz: 'Estos hombres son buenas personas. No son delincuentes, pero entendían que tenían un problema y decidieron solucionarlo cometiendo un gravísimo delito, aunque después se arrepintieron y confesaron el crimen'.

Producto de una forma de entender la vida, el marido engañado, su hermano y el vecino 'despechado' de quien Nieves había rechazado sus 'libidinosas' insinuaciones, según recoge la sentencia, planificaron asesinar a aquel joven de 34 años que no ocultaba en todo Baztán sus andanzas sexuales con la mujer.

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La Guardia Civil intervino en la reconstrucción judicial del crimen.
La Guardia Civil intervino en la reconstrucción judicial del crimen.LUIS AZANZA

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