Un aniversario en el olvido

El 12 de junio de 1981, hace ahora 20 años, los parlamentarios valencianos se reunieron en el Palau de la Generalitat para desbloquear la tramitación del Estatut d'Autonomia del País Valencià, luego Comunidad Valenciana. El plenario del Parlamento se reunió en Peñíscola el día 19 de junio y aprobó el texto definitivo de la norma básica de la autonomía. El texto no convenció a nadie, ya que unos y otros habían cedido en posiciones irrenunciables por parte de sus militantes. Sin embargo, fue aprobado por unanimidad.

Fernando Abril Martorell, vicepresidente del Gobierno, se preguntaba en voz alta en el transcurso de la asamblea por qué si la Unión de Centro Democrática (UCD) tenía la mayoría, al sumar los diputados y senadores, se eligió al socialista Antonio García Miralles como presidente. La contradicción refleja la situación política que se vivía. La dimisión de Adolfo Suárez había debilitado a UCD y un golpe de Estado muy reciente amenazaba con dinamitar el proceso autonomista.

Veinte años después de esta efeméride, la conmemoración del vigésimo aniversario del desbloqueo y la aprobación del Estatut ha pasado inadvertida para todos los dirigentes de los partidos, de uno y de otro signo político. Antonio García Miralles, que vivió aquellos acontecimientos en primera fila, sostiene que 'al PP no le interesa recordar aquella historia en la que boicotearon el Estatut'. El senador socialista recuerda la posición poco favorable del PP sobre una cuestión clave en el proceso autonómico: la normalización de la enseñanza del valenciano en las escuelas, lo que denomina 'guerra contra la instituciones', en un intento de paralizar la vida pública.

Aunque el texto final del Estatut, vigente en la actualidad, se aprobó el 1 de julio de 1982, el camino fue largo y lleno de vicisitudes, de encuentros y desencuentros que desembocaron en la denominada vía valenciana.

La elaboración del Estatut arrancó el 10 de abril 1981, cuando Enrique Monsonís, presidente en funcionesdel Consell preautonómico, convocó una reunión para la elección de la Mesa del Plenari de Parlamentaris y fijar la ponencia para la redacción del anteproyecto de Estatut. Los senadores y diputados nacionales y provinciales de la Comunidad Valenciana se reunieron en Peñíscola una semana más tarde. En esta sesión se aprobó por unanimidad de los asistentes el proyecto de Estatut y la incorporación, a petición de la UCD, de enmiendas y opciones alternativas.

Veinte años después, García Miralles destaca dos elementos fundamentales de aquel momento. Por un lado, la situación de crisis en la que se encontraba la UCD a nivel estatal, los dos sectores enfrentados dentro de la derecha valenciana, los que defendían el artículo 151, la denominada vía valenciana, y los que abogaban por las tesis blaveristas, que defendían el término de Reino de Valencia y el secesionismo lingüístico. Luego, para García Miralles, hubo otro factor importante, 'el boicoteo de la derecha' en la votación del Estatut en las distintas coorporaciones locales en las que se sometió a debate el documento.

La Constitución de 1978 abrió la posibilidad a los valencianos de constituirse en autonomía. Tras arduas negociaciones entre la UCD, PSOE, AP y PCPE se adoptó el artículo 143 y el 150.1, que fue utilizado en un futuro para hacer una ley orgánica en paralelo (Lotrava), para adquirir mayores competencias. El Gobierno central, cuyos miembros pertenecían a UCD, intentó racionalizar el proceso autonómico, aumentando las dificultades para que pocas comunidades acogieran el artículo 151 que quedó sólo para catalanes, vascos y gallegos. 'Fue la mejor solución posible, quizá la única alternativa y la menos traumática', reconoce García Miralles, 'no hay que olvidar las fuertes presiones internas de la derecha y las exigencias de los grupos de izquierda nacionalistas'. Para el senador socialista el proceso fue 'enriquecedor'.