El virus de las sandías
Una virosis, conocida como de la vena amarilla, amenaza los cultivos intensivos del Poniente almeriense
El campo almeriense no pasa por uno de sus mejores momentos. Los agricultores llevan ya tiempo advirtiendo que el sector atraviesa una crisis motivada por la subida de los costes de producción y la bajada de los precios de venta. Y, además, se sienten desatendidos por parte de las distintas administraciones. Por eso, han convocado una gran manifestación y paro agrario para el jueves 21. Pero, amén de la coyuntura económica, al sector se le ha echado encima otro problema que ha provocado agrios enfrentamientos entre los políticos almerienses y pérdidas millonarias que van de los 1.000 millones de pesetas a los 9.000, según a quién se le pregunte.
El problema lo ha planteado la aparición de una virosis provocada por el CVYV (Cucumber vein yellowing virus), más conocido como virus de la vena amarilla. Este virus afecta a las cucurbitáceas (pepino, sandía, melón y calabacín) y se detecta por la aparición de manchas amarillas y marrones en los frutos jóvenes. A las sandías, cuando ya están maduras, les afecta por dentro, ennegreciendo la pulpa.
El virus de la vena amarilla es de nueva introducción en la Unión Europea y ha atacado con especial virulencia las explotaciones agrarias del municipio de El Ejido. Se sospecha que procede de Oriente Medio y se sabe que lo transmite la mosca blanca.
Los agricultores están desconcertados. Muchos aseguran: 'Nos encontramos al borde de la ruina por haber tenido que arrancar parte de las cosechas y nos preocupa volver a plantar sandías y pepinos la próxima campaña por si también se echan a perder'.
Aunque la presencia del CVYV se detectó en noviembre del pasado año, ha sido este mes cuando se ha conocido públicamente la virosis, después de que el secretario provincial del PSOE, Martín Soler, anunciara que había unas 4.000 hectáreas afectadas en los cultivos del Poniente y que se habían perdido más de 8.000 millones de pesetas. Martín Soler responsabilizó de la virosis al Ayuntamiento de El Ejido por no tener un buen plan de higiene rural.
Esas declaraciones destaparon la caja de los truenos. Desde entonces el tema del virus de la vena amarilla se ha convertido en un arma de enfrentamiento entre socialistas y populares. El alcalde de El Ejido, el popular Juan Enciso, devolvió la pelota acusando a la Junta de Andalucía de 'dejación de funciones'. Según Enciso, la Junta no actuó 'a pesar de que el Ayuntamiento le comunicó la presencia del virus en noviembre del pasado año'.
Esas acusaciones fueron también rebatidas por el delegado de Agricultura, Juan Deus, que aseguró que cursó las instrucciones oportunas a los agricultores en cuanto tuvo conocimiento del virus.
Por su parte, el parlamentario andaluz y portavoz provincial del PP, Eugenio Gonzálvez, criticó a Martín Soler por haber hecho público el tema. 'Los trapos sucios se lavan en casa y este era un asunto que no debía salir a la opinión pública para no perjudicar al sector agrícola almeriense', sentenció Gonzálvez.
Todos están de acuerdo en que el virus de la vena amarilla es un grave problema para los cultivos del Poniente. Pero en lo que nadie se pone de acuerdo es en las cifras.
Mientras desde el PSOE de Almería hablan de 4.000 hectáreas afectadas y pérdidas de hasta 9.000 millones de pesetas, el delegado de Agricultura aseguró esta semana que los datos constatados son algo más de 1.000 millones de pérdidas y 1.500 hectáreas de sandía y unas 80 de pepino afectadas. El concejal de Agricultura de El Ejido, Jorge Viseras, eleva las pérdidas a 3.000 millones, con 2.000 hectáreas afectadas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.