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Columna
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Compraventa

La polémica operación de venta del balneario de Las Arenas de Valencia que finalmente perpetró el Ayuntamiento del cap i casal ha vuelto a la primera línea de la actualidad cuando ya parecía finiquitada. Un año después de cerrado el trato, nos enteramos de la intervención de la Universidad Politécnica de Valencia en el asunto. Según ha escrito Neus Caballer, la institución académica está interesada en adquirir una parte del preciado enclave -donde la empresa que lo compró quiere construir un hotel- para habilitar una universidad de verano y una residencia de estudiantes. La Politécnica se dirigió en su día al Ayuntamiento para interesarse por el asunto, sin éxito. Entonces, los dirigentes de la universidad entablaron conversaciones con los que entonces se perfilaban como futuros propietarios del recinto, pero éstos quedaron fuera de la operación en el último momento, por lo que aquellos se dirigieron a la empresa que finalmente se hizo con el balneario por más de 1.700 millones de pesetas. Y en eso están. La jugada, perfecta para la empresa adjudicataria, es harto discutible desde el punto de vista del interés público. No parece muy lógico que una Administración pública venda al sector privado un elemento de su patrimonio para que luego venga otra institución, que se nutre del presupuesto público, y compre una parte. ¿No habría sido mejor comprar directamente al Ayuntamiento? Claro, que sí. ¿Entonces? ¿Quién se beneficia? Alguien tendrá que explicarlo. Porque lo cierto es que si se vende a la Politécnica una parte de Las Arenas, la del edificio columnario, que goza de protección y cuya rehabilitación para adecuarlo a los usos que pretende darle la institución académica requiere una fuerte inversión, el que se beneficia no es otro que el adjudicatario del enclave, que recupera parte de lo gastado y además se asegura una clientela para su hotel. Pero es que hay más. También nos enteramos de que el Plan de Actuación Integrada de la zona lo ha redactado un catedrático de la Politécnica que, además, ha recibido un encargo profesional del comprador. Y otra cosa: ¿Cuál es la política municipal de compraventa de patrimonio? ¿Por qué se vende el balneario y no la Lanera? ¿Porque no es negocio? ¿Para quién?

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