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Reportaje:

El misterio del hachís desaparecido

El robo de 225 kilos de droga destapa las pésimas condiciones en que se custodian los alijos incautados en Navarra

'Si no se tratara de un asunto de tanta gravedad', se quejaba hace unos días el diputado socialista navarro Vicente Ripa, 'estaríamos asistiendo a la materialización de una película española de los años 50, con cámaras de seguridad que no graban, armarios blindados que no se pueden usar porque están llenos, grandes bolsas de droga por los suelos que, en cambio, están vacías, puertas de acceso sin vigilancia y una desaparición de la que no se sabe ni siquiera cuándo ocurrió'.

Ripa, miembro de la comisión mixta Congreso-Senado sobre la droga, expresó a la perfección la perplejidad que desde hace una semana embarga a muchos estamentos civiles y políticos de la sociedad navarra tras conocerse la desaparición, en oscuras circunstancias, de 225 kilos de hachís que eran custodiados en dependencias oficiales de la denominada Aduana de Imárcoain, un edificio situado a escasos kilómetros de Pamplona, junto a la autopista A-15. En este edificio, la Delegación del Gobierno en Navarra comparte oficinas con otros organismos oficiales de control del tráfico internacional de mercancías por carretera.

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El robo del hachís ha permitido descubrir el sorprendente estado en el que se custodian toneladas de drogas incautadas desde hace más de una década y de las que, para pasmo de muchos, se carece en ocasiones de inventarios fiables o pormenorizados.

La cara de incredulidad que esbozó el actual delegado del Gobierno en Navarra, José Carlos Iribas, cuando acudió a la Aduana a conocer lo sucedido, el lunes 4 de junio, era el fiel reflejo del desconcierto del máximo responsable policial de Navarra al comprobar personalmente cómo se guarda el producto de años de trabajo en la dura lucha policial contra las mafias de la droga.

Poco se sabe del desarrollo de la investigación policial, que se ha centrado en primer lugar en el entorno de los funcionarios con acceso a las dependencias. Nadie forzó las ventanas ni la puerta de la oficina, ubicada en un primer piso y carente siquiera de cerradura de seguridad o cristales especiales que la aíslen del exterior. No había huellas. Los armarios blindados están repletos de alijos, por lo que las grandes cajas de cartón con drogas aprehendidas a los narcotraficantes se extendían por el suelo. Cinco de ellos contenían el hachís desaparecido, valorado en más de 200 millones de pesetas.

El ladrón o los ladrones no tocaron la cocaína, la heroína, la marihuana o el éxtasis que también tenían a mano, y cuyo precio es mucho mayor en el mercado negro, además de tener un volumen mucho más manejable. Es otra de las incógnitas. 'Para transportar de una vez los 225 kilos de hachís', explicaba un portavoz policial, 'sería necesario disponer de una furgoneta de grandes dimensiones'.

Incógnitas

Se sabe que la cámara de televisión que vigila la habitación no graba sus imágenes y que hay ángulos que escapan a su visión. Se ha comprobado que la puerta de acceso a la parte de la Aduana está vigilada 24 horas al día por efectivos de Guardia Civil (dos o tres agentes de la Unidad Fiscal Especial) desde una garita donde se controla el circuito cerrado de televisión, por el que este instituto armado se da únicamente 'alguna vuelta'. En palabras del Delegado del Gobierno, los agentes acceden a este recinto por una segunda entrada al inmueble que está fuera de su vista, y corresponde al Área de Sanidad y otras dependencias administrativas.

La voz de alarma sobre el robo la dieron los funcionarios del Área de Sanidad de la Delegación del Gobierno, que son los encargados de analizar los decomisos policiales. Ellos se percataron por casualidad, al mover una de las cajas, de que faltaban 225 kilos de hachís. La droga era el producto de cuatro operaciones policiales realizadas entre 1990 y 1999. La Aduana de Imárcoain se abrió hace año y medio. No se sabe cuándo se produjo el robo, ni si los delincuentes se llevaron todo de una vez o en sucesivos hurtos, ni tampoco por qué los jueces de algunas de esas operaciones no ordenaron antes la destrucción de un hachís cuyas partidas más viejas son probablemente 'inservibles', según un técnico policial.

De momento, el PSOE ha exigido que el ministro de Interior, Mariano Rajoy, explique en el Congreso los detalles de la extraña desaparición, además de reclamar la comparecencia ante la comisión sobre drogas de las Cortes del director general de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso, cuyos agentes custodiaban la aduana de Imárcoain.

La diputada socialista Carmen Romero ha pedido, asimismo, la comparecencia ante la comisión mixta Congreso-Senado del delegado del Gobierno en el Plan Nacional contra las Drogas, Gonzalo Robles. El PSN-PSOE considera que existen demasiadas zonas oscuras alrededor del hecho. 'Alguien tiene que ser el responsable de lo sucedido', indica el diputado navarro Vicente Ripa. El misterio del hachís desaparecido continúa.

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