UGT hará referendos para afrontar la concertación y las huelgas generales

Unión General de Trabajadores (UGT) considera que la reforma de la negociación colectiva anunciada por el Gobierno justifica la convocatoria de una huelga general para el próximo otoño. El secretario general de UGT, Cándido Méndez, se ha mostrado a favor de que este sindicato realice este tipo de consultas, como la llevada a cabo en Cataluña. UGT quiere coordinar sus esfuerzos con la otra gran central, Comisiones Obreras, que se opone a un paro general.

UGT está decidida a frenar la política laboral y social del Gobierno presidido por José María Aznar. Para ello, pretende modificar la política presupuestaria del Ejecutivo del PP, a la que considera cicatera respecto al gasto social, las pensiones y los salarios de los funcionarios, y evitar el cambio que el Gobierno quiere introducir en la negociación colectiva.

'Estamos dispuestos a convocar una huelga general si el Gobierno no cambia de postura en estos dos aspectos, que son la base de la política presupuestaria y laboral', afirma Àlvarez.

El Gobierno quiere controlar la inflación a partir de los salarios. 'Esto incluye recortar algunos derechos adquiridos por los trabajadores', dice Álvarez. La reforma de la negociación colectiva, que el Gobierno ha indicado que incluirá en la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos del próximo año si los sindicatos y la patronal no se ponen antes de acuerdo, supondrá un recorte de estos derechos -como la reducción de la jornada laboral-, que al fin y al cabo 'son el eje de las relaciones laborales', añade Álvarez.

Otoño caliente

UGT considera que tras la subida de la afiliación a la Seguridad Social y el superávit inducido, no es de recibo que el Gobierno mantenga una política restrictiva en el gasto de pensiones y tenga congelados los salarios de los funcionarios. El año pasado, la Seguridad Social, el Fondo de Garantía Salarial y el Instituto Nacional de Empleo cerraron el ejercicio con un superávit contable provisional de 486.215 millones de pesetas.

La puntilla de la reforma de la negociación colectiva es la ultraactividad de los convenios, cuya aplicación significaría que una vez acabada la vigencia de un convenio colectivo en una empresa, si no se aplica uno nuevo los trabajadores pueden perder los derechos adquiridos en negociaciones anteriores.

El ambiente de movilización que existe en UGT ha sido atribuido al mismo Cándido Méndez, quien, a juicio de algunos dirigentes del mismo sindicato, está preparando su reelección en el próximo congreso confederal a base de mantener una línea reivindicativa. Álvarez rechaza la acusación de electoralismo y cierra filas en torno a Méndez. Ambos mantienen una relación muy estrecha desde la etapa en la que se formalizó la sustitución de Nicolás Redondo. Álvarez apostó inicialmente por Manuel Fernández, Lito, y recibió el apoyo que le ofrecían las federaciones de UGT de Asturias y de la minería y empresas siderometalúrgicas. Este apoyo, unido al peso de Cataluña y del sector del metal, habría propulsado a Álvarez hasta la investidura.

Sin embargo, poco antes de la refundación de UGT, Álvarez rechazó los apoyos prometidos y respaldó a Méndez. Desde entonces, el eje Madrid-Barcelona es una constante en la confederal de UGT.