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Entrevista:JOSÉ MARÍA MARTÍN DELGADO | RECTOR DE LA UNIVERSIDAD INTERNACIONAL

'Somos un proyecto de solidaridad para el desarrollo'

Rector de la UIA desde 1996, Martín Delgado fue consejero de Cultura en el bienio 94-96. Antes había sido rector de Málaga, donde es catedrático de Derecho Financiero y Tributario. Se afilió al PSOE en 1996 y no ha ocultado que su ambición política es la Alcaldía de Málaga. La universidad que dirige moviliza a mil profesores y recibe al año a 4.000 posgraduados en 14 cursos, que se hacen en dos años académicos, y en un centenar de cursos cortos. Sostiene que la UIA, con un presupuesto anual de mil millones de pesetas, trasciende a la mera tarea académica: dice que 'es un proyecto de solidaridad en la educación, para la cooperación al desarrollo'.

Pregunta. La solidaridad para el desarrollo significa que se orientan a trabajar con el tercer mundo más que con el primero.

Respuesta. Somos una universidad de posgrado, de master. Tenemos cursos de medio ambiente, energías renovables, economía, protección de los derechos del menor, con la Unicef; de ciencias sociales e historia, de nutrición infantil... Queremos aprovechar las demandas concretas de estudios especializados que no están cubiertos y utilizar toda la capacidad del sistema universitario andaluz. En segundo lugar, articulamos gran parte de la cooperación educativa con Iberoamérica y el norte de África. Y ahora, estamos interviniendo en nuestros propios sistemas educativos para conseguir implantación en nuevas tecnologías.

P. ¿Ustedes cubren los huecos del sistema universitario?

R. Nosotros cubrimos demanda. Una universidad clásica, presencial, tarda más en responder, porque tiene una demanda consolidada y una oferta en cierto aspecto petrificada. Nosotros, con una estructura muy flexible, podemos atender requerimientos inmediatos. Si terminamos un curso y no hay demanda no volvemos a repetirlo. Los cursos se imparten en Baeza, La Rábida, Sevilla, Iberomérica, Almería, en Marruecos, o en donde esté la demanda concreta.

P. Usted fue rector de Málaga entre 1984 y 1994. ¿Qué le falta a las universidades andaluzas?

R. El sistema ha crecido muy por encima de sus posibilidades. En 30 años hemos pasado de dos grandes universidades a diez. Se estaban construyendo las universidades y los profesores formándose al mismo tiempo que formaban. Lo ideal habría sido que los profesores nuevos se incorporaran a departamentos consolidados; empezaran a hacer sus primeras investigaciones, hicieran sus tesis doctorales, se fueran al extranjero... Mientras tanto, ¿quién daba las clases?

P. ¿Es bueno que haya una universidad en cada provincia?

R. A mí me parece muy bueno. Teniendo un concepto clásico, napoleónico, de universidad antigua, pues no. La Academia era el alma mater cerrada para la elite intelectual del conocimiento... Hoy día la universidad tiene otras funciones en la sociedad y esas se cumplen de mejor manera teniendo diez universidades en Andalucía. Se ha universalizado el servicio público de la educación superior y se ha avanzado en formación y en igualdad.

P. ¿No habría sido más barato aumentar las becas en vez de construir nuevas universidades?

R. Es que una universidad no se dedica sólo a formar: tiene un efecto multiplicador en el entorno social. Es un elemento de dinamización de la sociedad, un referente y hace muchas más cosas que enseñar a los alumnos: transfiere tecnología, crea riqueza, puestos de trabajo, es un observatorio de lo que pasa en la sociedad, vuelca a la sociedad capacidades, espíritu crítico, actitudes de progreso, nuevas propuestas.

P. ¿En qué consiste la incursión de la UIA en las nuevas tecnologías?

R. Vamos a investigar para producir materiales pedagógicos e informáticos para los portales educativos nuestros y de otros países, como los iberoamericanos. Y a trabajar en la formación de formadores. Vamos a hacer una instalación provisional en el Parque Tecnológico de Málaga y empezar a trabajar en un primer proyecto con la Unión Europea. También cooperaremos con la Junta y otras instituciones. Tenemos una parcela en la que vamos a construir un edificio de 4.000 metros cuadrados en el PTA.

P. La cooperación con Iberoamérica se hace principalmente desde La Rábida.

R. Durante todo el año hacemos en La Rábida maestrías para los países iberoamericanos. Los alumnos vienen y viven en nuestras residencias. Cooperamos con un grupo de universidades de los 19 países iberoamericanos, con una estructura permanente en la que debatimos qué cosas necesitan. Tienen un problema: casi no tienen doctorados y tienen pocos doctores. Homologar sus sistemas educativos con los nuestros, requiere que tengan un nivel de doctores sus universidades. Allí, para ser catedrático o rector no hace falta ser doctor. Y como no es exigible el requisito, no se ha desarrollado ese ámbito educativo. Y somos la única institución que forma anualmente a 400 posgraduados latinoamericanos.

P. Y ¿qué materias reclaman?

R. Ciencias sociales, informática, nuevas tecnologías. No queremos hacer sólo cooperación para la Academia, sino cooperación para la sociedad. Queremos que las capacidades que nuestros alumnos adquieren por estar con nosotros las vuelquen en su sistema social, económico y político, no sólo en el ámbito educativo.

P. ¿Cómo afrontan la cooperación con Marruecos?

R. En el ámbito académico, con universidades como las de Tánger y Tetuán, en el norte. Una de las funciones que queremos cubrir es que la presencia española, no sólo no disminuya, sino que se incremente y se afiance. Eso ayuda a comprender lo que pasa a uno y otro lado de la orilla.

P. ¿Qué materias demandan?

R. Ellos quieren trabajar el turismo cultural, el desarrollo de la agricultura, tratamiento de residuos, problemas de formación económica y política. Emprendemos actuaciones de formación directa, de manera que contribuyamos a radicar el conocimiento en los territorios a través de las poblaciones. Elevar su nivel de vida y que no tengan que desplazarse para conseguir condiciones de vida dignas que le son negadas en sus lugares de origen.

José María Martín Delgado.
José María Martín Delgado.JULIÁN ROJAS

Compensar a la periferia

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