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Columna
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Alojamientos

En más de una ocasión he manifestado una opinión contraria a la forma en que son tratados los inmigrantes en El Ejido. Más de una actuación del alcalde de esta ciudad ha sido un obstáculo para la integración de los inmigrantes. Un comportamiento tolerado por el PP, que es el grupo político al que pertenece. Sin embargo, no hace muchos días, el Defensor del Pueblo Andaluz en su visita a El Ejido destacó que, aunque quedaba mucho por hacer, observaba ciertos progresos. Al mismo tiempo, advertía de que algunos comportamientos del Ayuntamiento (se refería al hecho de no ceder suelo) no debían emplearse como excusa por otros ayuntamientos, pues retrasaba la solución del problema.

Tal vez sea necesario recordar la advertencia. Un recuerdo obligado por cuanto se ha demostrado que la rigidez y la intolerancia han resultado ineficaces como formas de solución y además han agravado el problema. Se ha visto que la Ley de Extranjería no ha conseguido nada. Si acaso que se movilice la oposición, se desaten manifestaciones, encierros, huelgas. Oposición y movimientos de la sociedad que han obligado a ir regulando la aplicación de la ley a través de un reglamento, a cuyo articulado se incorporan muchas de las enmiendas de la oposición, que son el reflejo de la sociedad y que están siendo aceptadas por el Gobierno. Como han sido aceptadas nuevas regularizaciones. No estaría de más aprovechar esa ruptura de la rigidez como forma de atender el problema y que sirviera de ejemplo al PP andaluz, haciendo una política real sobre inmigración. Una política que pasa, como ha dicho el Defensor del Pueblo en su informe, por normalizar la presencia del inmigrante y favorecer su integración.

El decreto de ayudas a los alojamientos de temporeros (inmigrantes y españoles) podría ser un buen comienzo. Negar su eficacia, cuando ha sido destacada por todos como un avance, más parece un rechazo a toda disposición que salga a instancias del grupo socialista que tratar de ayudar en una solución para estos trabajadores sin techo. En cualquier caso, tampoco estaría de más que El Ejido dejara de servir de excusa a tantos ayuntamientos -y no sólo los gobernados por el PP- para negar la entrega de suelo.

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