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Reportaje:

Los quitamiedos del alcalde están en la Gran Vía

Álvarez del Manzano protesta contra unas barreras peligrosas para las motos que el Ayuntamiento usa en sus obras

Antonio Jiménez Barca

El alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, del PP, acudió ayer a los actos del Día de la Moto, una campaña de apoyo al uso de este vehículo en la ciudad. Había ciclomotores eléctricos, un circuito de trial y varios pabellones de sociedades amigas del desplazamiento en dos ruedas. Los ocupantes de uno de estos pabellones presentaron al regidor una lista de firmas en contra de los quitamiedos, las barreras metálicas de acero consideradas mortales por los motoristas. El alcalde, que se considera un 'aficionado' a las motos, firmó en la lista, y luego declaró que los quitamiedos le parecen 'peligrosos'. Tiene razón el regidor: estas barreras son capaces de seccionar limpiamente los brazos o las piernas a una persona si choca a gran velocidad contra ellas. Sus aristas funcionan como cuchillas gigantes.

'En Madrid tenemos un regidor que firma contra sí mismo', dice el PSOE

Hasta ahí todos de acuerdo. Pero, mientras el alcalde firmaba el manifiesto (y animaba a un grupo de manifestantes que el domingo protestarán en las calles contra los quitamiedos), los automovilistas y motoristas que pasaban por la Gran Vía veían a izquierda y derecha de la calzada este tipo de barrera. Las obras que, por encargo del Ayuntamiento, se llevan a cabo en esta arteria central de Madrid protegen a sus obreros por medio de este tipo de elementos, tan cortantes y peligrosos como los que cunden en las carreteras.

En concreto, los quitamiedos empleados en la reforma de la Gran Vía, que comenzó la semana pasada, estaban colocados ayer a lo largo de más de 200 metros, separados en dos tramos. Uno de estos tramos, de 100 metros, discurría desde el arranque de la Gran Vía en su confluencia con la calle de Alcalá. El segundo, en sentido contrario, y de similar longitud, está colocado desde el cruce de la Gran Vía con la plaza de España.

La concejal de Obras, Elena Utrilla, del PP, responsable de esta reforma, era consciente del problema: 'Sí, es cierto, hay que proteger a los obreros que trabajan ahí. Y, al principio, se colocaron muchos quitamiedos, pero luego hemos empezado a quitarlos porque alguien nos dijo que son peligrosos'. Utrilla dejó claro que no fue el alcalde quien se lo había dicho. 'Que conste que se han empezado a quitar hace algunos días. Y, además, puedo asegurar que mañana [por hoy] ya habrán sido todos sustituidos por otro tipo de protección, de color rojo y blanco, que no presenta peligro ninguno para los motoristas'.

Ajeno a la polémica, el concejal de Circulación, Sigfrido Herráez, también del PP, desgranaba las medidas que el Ayuntamiento va a tomar en apoyo a la moto. Antes explicó: 'Una moto en la calle es un coche menos. Y contamina menos que los automóviles de cuatro ruedas. Es una buena manera de evitar el atasco'.

El Ayuntamiento va a mejorar los pasos de cebra con pintura antideslizante a fin de que los motoristas no resbalen. También tiene previsto convertir algunos pasos subterráneos para peatones en aparcamientos para motos. El primero se inaugurará después del verano en O'Donnell. Tendrá capacidad para 40 motos y precios 'simbólicos'.

'Los peatones no usan ese paso subterráneo, así que lo vamos a cerrar, vamos a poner un cruce en superficie y vamos a ver si los motoristas lo emplean. Si es así, extenderemos la medida y emplearemos algunos otros pasos subterráneos de peatones, tampoco muy utilizados por los viandantes, de esta forma', añadió el edil de Circulación.

Los motoristas piden además una parte del carril bus para circular por él con su vehículo. En esto, Herráez torció el gesto: 'Lo veo muy difícil, aunque no imposible'. El concejal socialista Eugenio Morales exige, por su parte, que los motoristas no aparquen en la acera. Herráez le respondió que 'la ordenanza de Circulación lo permite y se va seguir haciendo'.

A todo esto, la concejal socialista Marta Rodríguez-Tarduchy, portavoz de este grupo municipal en materia de obras, se enteraba de que en la Gran Vía hay quitamiedos y de que Álvarez del Manzano los había rechazado en el Día de la Moto. 'En Madrid tenemos un alcalde que firma contra sí mismo', sentenció.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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