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Un catedrático en Salud Pública dice que la falta de una dirección clara prolonga el brote

'Si los 180 casos de neumonía por legionella [registrados antes de el brote actual en Alcoy y su comarca] se hubiesen estudiado a fondo, no habríamos llegado a esta situación'. Para Carlos Álvarez-Dardet, catedrático de Salud Pública de la Universidad de Alicante y director del Journal of Epidemiology and Community Health hay que buscar en la mala gestión de la epidemia y en la falta de una investigación sistematizada para encontrar las razones de una sucesión de contagios que se mantiene abierta desde el mes de septiembre de 1999. Según Álvarez-Dardet tantos afectados son demasiados y ofrecen demasiada información como para no haber podido aprovecharla y extraer de ella datos que permitieran detectar la fuente del contagio. 'La clave está en los 180 contagios', insistió ayer.

El catedrático en Salud Pública criticó que 'sólo se hayan estudiado bien unos 20 casos', aquellos analizados en un 'excelente' estudio epidemiológico por los técnicos del Instituto Carlos III correspondientes al primero brote y que después 'se haya tirado por la calle de enmedio' tomando gran parte de las medidas 'a ojo de buen cubero'. La responsabilidad, sin embargo, no es achacable a los técnicos de la Consejería de Sanidad, donde hay trabajadores 'de primera fila', sino de la dirección de la lucha contra los anteriores brotes, que 'no dejó trabajar a los técnicos'. El resultado de la desorganización y la falta de un enfoque epidemiológico del problema ha hecho de la epidemia de Alcoy una situación 'única' alejada de los brotes que suceden en el resto de España e incluso de los países de nuestro entorno, debido a su prolongada extensión temporal, que dura ya unos 20 meses. 'No hay en la literatura científica', en boca del profesor de la universidad de Alicante, 'ningún ejemplo de una ciudad que haya sufrido tantos brotes de legionelosis como Alcoy'. Además, se lamentó de que tampoco exista información en publicaciones científicas sobre el caso de Alcoy más allá de la existente sobre el primer brote entre septiembre de 1999 y febrero de 2000.

Por ello 'ha llegado la hora de tomarse en serio el problema', apuntó, 'hay que encontrar la fuente de la epidemia y controlarla'. En Alcoy 'hay un problema de salud pública muy grave y la ciudad no se merece la preocupación y el estrés que provoca estar pendiente continuamente de que pueda volver a darse algún rebrote de legionelosis'. De esta forma, el especialista en salud pública dio la razón a los familiares de los afectados que el lunes manifestaron la opinión de que el problema sigue abierto. 'Los que nos dedicamos a esto sabemos que el brote se había cerrado en falso, ya que no se pudo identificar la fuente ', sentenció.

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