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Columna
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Bailar

Decidida a ser mortal, Eva se decidió a morder la manzana forzando de este modo a su pareja a abandonar el paraíso donde la mujer tanto se aburría. Aquella floresta estaba llena de fieras insípidas, leones vegetarianos e inocentes víboras bajo un estruendo de monos y cotorras. ¿Qué cabía esperar de la vida si en aquel jardín tampoco había posibilidad de perderse? Se ha hablado de un castigo divino, pero la realidad es que Eva había soñado con que, no muy lejos de allí, hacia el este del Edén había una ciudad llena de discotecas. Primero tuvieron que adentrarse en un gran desierto hasta que en medio de la arena infinita Adán y Eva comenzaron a oír una orquesta muy parecida a la de Duke Ellington cuyo sonido llegaba circundando las dunas acompañado de risas muy felices que tal vez procedían de alguna fiesta. ¿Por qué todavía hoy las mujeres siempre contestan que lo primero que buscan en un hombre es que tenga sentido del humor? La Biblia no lo dice, pero Adán había comenzado a ser para Eva un peso muerto y ella en el paraíso no encontraba la forma de sacudírselo de encima. En el horizonte apareció de pronto un humeante resplandor que era la ciudad de Babel de donde emergían muchos rayos láser junto con un fascinante jolgorio de música. Una mujer podrá ser fiel a su marido y limpiarle la baba hasta el último momento movida por la piedad o será capaz de seguir hasta el infierno a un atracador que acaba de asaltar un banco, pero puedes jurar que una mujer no se enamorará de un hombre si éste no la hace reir o le rompe la imaginación contándole historias. Eva había venido al mundo a divertirse y estaba siempre dispuesta a experimentar nuevos placeres; en cambio Adán era uno de esos tipos cómodos que nunca quieren salir de noche o son los primeros en retirarse de cualquier sarao. Fue ella la que tuvo que arrastrarlo fuera del paraíso, aunque le había ocultado su intención: lo había hecho para perderle de vista. Babel era entonces Las Vegas. Tenía una calle principal repleta de capillas y oficinas para bodas y divorcios rápidos. También allí había innumerables salas de fiestas, casinos de juego y hoteles con máquinas tragaperras. Ya estaba oscureciendo cuando llegaron. Eva aprovechó el bullicio de la calle para dejar a Adán definitivamente atrás. Luego se perdió en el anonimato fundida en la música de jazz que salía de los garitos. Tenía por delante toda la historia de la humanidad.

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