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Bigas Luna interpreta 'la parte onírica del dolor' en 'Son de mar'

La película protagonizada por Leonor Watling abre el Festival de Cine de Málaga

Sólo por la deslumbrante y plena de erotismo interpretación de Leonor Watling ya merecería la pena detenerse en Son de mar, última película de Bigas Luna, que ayer abrió fuera de concurso el IV Festival de Cine Español de Málaga y que se estrenará el próximo viernes día 8. Bigas Luna confesó ayer que quería interpretar a través de Watling 'la belleza y la parte onírica del dolor interno' de su personaje.

Basada en la novela homónima de Manuel Vicent, llevada a un terreno férreamente realista por Rafael Azcona, Son de mar cuenta la pasión arrebatada que una chica de pueblo, Martina (Watling), siente por un guapo profesor de literatura de predestinado nombre, Ulises (Jordi Mollà), que la engatusa contándole historias clásicas, mientras un tercer personaje, el hombre hecho a sí mismo, Sierra (Eduard Fernández), enamorado de la joven, intenta en vano hacerse con el amor de la bella.

Tiene el filme una idea notable de guión: aprovechar el meollo de la historia que Vicent inventó en su novela para profundizar desde ahí en la anatomía de una pasión desbordante. Ese proceso se realiza, como siempre en el cine de Bigas Luna, desde la tierna ironía con que contempla a sus personajes. Pero algo falla en la sutil alquimia entre personajes y ambientes.

Y ese algo tiene que ver con la descompensación que hay entre la luminosa encarnación que Watling hace de su personaje y la opaca forma que Mollà brinda al suyo. Si Son de mar se deja ver, y muy bien, no es por su protagonista masculino, que se aleja y esconde por la tendencia del actor a repetir tics y triquiñuelas de un oficio que conoce a las mil maravillas, sino por la sobrenatural capacidad de Watling para meterse en la piel de un personaje simple que ella devuelve complejo, hondo y extraordinario.

Un sinvergüenza

'He rodado muchas películas para saber que no podía seguir rodando sin ti', dijo Bigas Luna a su actriz al terminar la proyección, parafraseando uno de los diálogos de una película con la que el director catalán espera que 'no le den muchos palos y se mantenga en mi techo comercial'. 'Sobre palos y parabienes digo que no hay mal que por bien no venga ni bien que mal no contenga', ironizó. Sobre el comportamiento absurdo del personaje de Mollà, Bigas Luna aclaró que tenía algo de él mismo. 'Yo también me reconozco en esa parte inmadura y mindundi de Ulises: un tipo, un sinvergüenza que, cuando lo tiene todo, necesita escaparse para comprender lo que tenía'.

El filme cerró anoche la gala inaugural -presentada por Daniel Freire y Marta Belaustegui- de un festival que este año se presenta muy ambicioso: un simposio de Documentalistas españoles y latinoamericanos, una sección de documentales de gran altura, más largometrajes a concurso que nunca y declaraciones ya nada tibias de la gente del cine español apostando por el festival. Ayer ya se encontraban en el certamen, además de Bigas Luna y Leonor Watling, Eduard Fernández, Joaquín Oristrell, Neus Asensi, Juanma Bajo Ulloa, Daniel Jiménez Cacho, Vicente Molina Foix, Enrique Alcides, Eusebio Poncela, Pepe Sancho, María Jiménez, Alfonso Ungría, Miguel Hermoso, Pedro Olea, Mabel Lozano, Javier Gurruchaga y Andrés Vicente Gómez, al que el festival dedica una retrospectiva.

Bigas Luna, Leonor Watting, Eduard Fernández y Andrés Vicente Gómez (de izquierda a derecha), en la inauguración del IV Festival de Cine Español de Málaga.
Bigas Luna, Leonor Watting, Eduard Fernández y Andrés Vicente Gómez (de izquierda a derecha), en la inauguración del IV Festival de Cine Español de Málaga.EFE
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