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Ocho niños armados resisten un asedio policial en una cabaña de Idaho

'No entraremos a tiros', dice el 'sheriff'

Enric González

La familia McGuckin es una muestra de la pobreza y la paranoia antigubernamental que afectan a amplias comunidades rurales de Estados Unidos. El padre, Michael, sufría esclerosis multiple y falleció hace unas semanas de hambre y sed. La madre, JoAnn, de 46 años y alcohólica, está convencida de que su marido fue envenenado por el Gobierno de Washington. La policía la detuvo el martes bajo la acusación de maltratar a sus hijos, a los que no alimenta desde hace años.

Los seis muchachos sobreviven con lo que cazan y con una sopa que elaboran con hierbas y agua del lago cercano, según los vecinos. Su cabaña carece de agua y de corriente eléctrica. Cuando el martes, tras la detención de la madre, el sheriff, Phil Jarvis, y sus hombres se acercaron a la vivienda para conducirlos a una institución benéfica, uno de los hermanos gritó: 'Coged las armas', y se encerró con los otros cinco en la cabaña. Luego soltaron 27 perros salvajes, que obligaron a la policía a dispersarse.

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Así comenzó un asedio que proseguía ayer, sin que los chicos aceptaran salir o parlamentar al menos con sus sitiadores. Una hermana de 19 años que abandonó la casa tras una pelea con la madre permanece junto al sheriff, y trata de convencer a los chicos para que se entreguen, sin éxito hasta ahora.

'No nos abriremos paso a tiros; esperaremos a que los chicos, que no tienen agua ni comida, entren en razón', declaró el sheriff Jarvis. Sandpoint está cerca de Ruby Ridge, donde la mujer y el hijo del supremacista blanco Randy Weaver fueron muertos a tiros por el FBI en 1992, durante un asedio similar. Los sucesos de Ruby Ridge fueron una de las razones invocadas por Timothy McVeigh para 'vengarse' del Gobierno federal con el atentado de Oklahoma, que causó 168 muertos en 1995.

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