'Un taller al aire libre, no un deporte'
'El centro ha respetado en todo momento la normativa existente. La dirección del colegio ha actuado correctamente, aunque siempre te quede dentro del corazón la duda de si se pudo hacer algo más'. Ésta fue la explicación que dio ayer el abogado del colegio Badalonès, Emiliano Ramírez, en relación con la trágica muerte de los alumnos Cristian Rodríguez, de 10 años, y Alba Muñoz, de 9.
Los representantes del colegio negaron que la actividad que realizaban los niños en el momento del accidente pueda considerarse un deporte de riesgo o aventura. 'Se trata de un taller al aire libre', según Eladio Gutiérrez, portavoz de la escuela, periodista y amigo personal de la familia Dunjó, propietaria del Badalonès.
Con éste, hacía ya tres años que los alumnos de este centro educativo privado acudían a la casa de colonias de Can Curtius y realizaban el mismo programa que los chicos que este curso han estudiado cuarto de primaria, entre ellos, Cristian y Alba.
De acuerdo con las escasas explicaciones ofrecidas ayer por la escuela, se mantiene la duda de si los padres de los estudiantes sabían exactamente qué iban a hacer sus hijos durante los días de colonias. El programa que les entregó el colegio incluía la información facilitada por la propia casa de colonias.
La cordada consistía en bordear a pie el río e introducirse en las aguas a lo largo de un tramo de 30 metros de longitud, en algunos puntos del cual los niños dejaban de tocar fondo y debían nadar. Fue en el tramo denominado Garganta de les Heures donde el río se tragó a los seis estudiantes. Los dos monitores que les acompañaban sólo tuvieron tiempo de rescatar a cuatro de ellos soltándolos de la cuerda. La averiguación de las causas corresponde a la justicia.
Ocho monitores
Los portavoces del colegio Badalonès especificaron que el grupo de niños desplazado a Lluçà era de 44 y que iban acompañados de ocho monitores, una cifra considerada 'suficiente'. De entre los monitores, uno es el profesor de educación física del centro, licenciado por el Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña (INEFC). Otro es el responsable de la casa de colonias, con titulación homologada por la Generalitat para realizar este tipo de actividades.
Los otros seis monitores son ex alumnos del Badalonès no titulados, pero con una experiencia de varios años como colaboradores de las colonias, según explicó la dirección.
Poco después de comparecer ayer los representantes de la escuela ante la prensa, se celebró el funeral conjunto por los dos niños en la parroquia de Sant Josep. Asistieron al oficio unas 2.000 personas, la mitad de ellas desde la calle. Acompañaron a las familias representantes de todos los grupos municipales y la alcaldesa, Maite Arqué. Por parte de la Generalitat asistió la consejera de Enseñanza, Carme Laura Gil.
El funeral fue multitudinario. El colegio Badalonès suspendió durante la jornada de ayer las clases para permitir a la toda la comunidad educativa dar su último adiós a los compañeros fallecidos. Quien no pudo reunir las fuerzas suficientes para asistir al funeral fue la madre del niño Cristian Rodríguez, hijo único.
Tras la misa, oficiada por cinco sacerdotes, los cuerpos recibieron sepultura en el cementerio de Sant Pere, en la más estricta intimidad.
En el colegio, el objetivo es ahora recuperar la normalidad poco a poco. Los psicólogos han recomendado reemprender todas las rutinas. De momento, no se ha querido interrogar a los compañeros de clase de Cristian y Alba para evitar crearles un trauma personal. Los psicólogos esperan que ellos mismos vayan contando cómo vivieron lo sucedido. Pero sí han querido dejarles claro una cosa: fue un accidente y no hay culpables.
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