La primera alcaldesa de Nápoles
Alessandra Mussolini, la nieta del Duce, que ha sido su adversaria en la reciente campaña electoral, ha criticado repetidas veces a Rosa Russo Jervolino, primera alcaldesa de Nápoles desde el domingo, por sus escasas cualidades vocales. En una ciudad famosa por la música, Jervolino, con su voz quebrada y difícilmente audible, no estará desde luego a la altura de las circunstancias cuando se trate de cantar O sole mío, pero ha demostrado que a los 64 años cumplidos está en plena forma para ganar una batalla política enrevesada.
Con su triunfo del domingo en la capital del mezzogiorno (donde nació esta austera dama católica, madre de familia y abuela, el 17 de septiembre de 1936) Rosa Russo Jervolino rompe una lanza, además, a favor de la equiparación de los sexos, porque se convierte en la primera regidora fémina en la historia de la ciudad.
No es la primera vez que esta licenciada en Derecho, inscrita en la Democracia Cristiana italiana desde muy joven, se encarga de romper moldes. Sólo que lo hace casi siempre forzada por las circunstancias, favorecida por la estricta aplicación de las cuotas de partido en las distintas circunstancias. En el segundo Gobierno de El Olivo, por ejemplo, a Jervolino le tocó, en su calidad de único peso pesado femenino en las filas del Partido Popular Italiano (PPI), el principal heredero de la DC, ocuparse de la difícil cartera de Interior. Como una disciplinada militante, aceptó el cargo y fue la primera en subirse a un helicóptero y visitar a los refugiados albaneses en Albania y en Macedonia.
Cargo muy disputado
Ahora le ha tocado batirse en la batalla de Nápoles por las mismas razones. Su partido, el PPI, exigía el sillón consistorial de la ciudad, muy disputado por diversos candidatos de otros partidos centristas de El Olivo. Al final lo obtuvo, y Jervolino, con el inapreciable apoyo de Antonio Bassolino, el más popular de los alcaldes que ha tenido esta ciudad, ha ganado la apuesta.
Y lo ha hecho gracias a una larga experiencia en la política. Jervolino ha sido senadora de manera casi constante entre 1979 y 1994 cuando fue elegida diputada ya en las filas del PPI. Pero ha desempeñado también cargos ministeriales en la etapa de los Gobiernos plurales de la DC. Fue ministro de Asuntos Sociales en 1987 y mantuvo este cargo en sucesivos Gobiernos presididos por Ciriaco de Mita y Giulio Andreotti, nombres con sabor a otra época de la política italiana. En 1992 formó parte del Ejecutivo de Giuliano Amato, cuando se abrió el abismo de Tangentopoli, como titular de la cartera de Educación, y en el segundo Gobierno de El Olivo volvió a ocuparse de la de Interior.
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