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CARTAS AL DIRECTOR
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Los otros angelitos negros

Sonrojo, rabia y vergüenza deben ser las primeras reacciones que sintamos todos lo que nos debemos considerar afortunados ciudadanos de este hemisferio norte y latitud occidental ante noticias como las que nos asaltan en los telediarios que nos informan a la hora de comer. Debe ser que se está empeñado, por ciertos informadores, en que no podamos masticar y deglutir sin sobresaltos y gestos de repugnancia ante lo que nos muestra la sempiterna pantalla.

Esos sentimientos, y la alteración del rito alimenticio, se hacen aún más acusados cuando las desagradables noticias de ese otro mundo, que se intenta ignorar, hacen referencia a niños, aunque se trate de niños negritos.

Un barco repleto de niños esclavos en los inicios del siglo XXI, poco importa que la noticia, en sí, pueda ser fidedigna o no, lo que resulta verdaderamente alarmante es que existan realmente barcos que se dediquen a ese tráfico humano, y aún más con niños. Un barco que, a diferencia de aquel Exodus que inmortalizó en su famosa novela León Uris, no tiene por destino ninguna Tierra Prometida, porque no existen ni promesas (y lo que es peor, si las hay son falsas) ni esperanza, ni salida... Un barco que tiene como única ruta y objetivo la huida del hambre, la pobreza extrema, la miseria y la desesperación. Un barco que, en nuestras costas, se convierte en patera y muerte en las playas.

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Y todo ello en un mundo que se califica como global por el hecho de que algunos jugamos y nos comunicamos en Internet y en que el poder económico no conoce de fronteras, pero un mundo que cada día es más dual cuando advertimos que aún existen episodios como los que nos hacían saltar las lágrimas en la serie Raíces. Pero entonces pensábamos que todo era ficción y ficción del pasado. Pues no, resulta que imágenes como aquellas que nos impactaban corresponden a la realidad, y a la realidad de hoy en día.

Y lo peor es que seguirán existiendo barcos de oprobio, con esclavos niños, por los que sólo lucharán los marines de Unicef, y pateras en nuestras costas; porque en gran parte del mundo que está, además, próximo al nuestro se sigue muriendo todos los días bajo el mismo sol que nos calienta y tuesta la piel en verano, y por el solo condicionante de haber nacido más al sur, en el lugar inadecuado.

En fin, una vergüenza que sólo enriquece el cielo de Machín, con otros muchos, muchos angelitos negros.-

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