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Un congreso advierte del riesgo de aislar en guetos a los inmigrantes

Aislar o condenar a los guetos a los colectivos de inmigrantes que llegan a España, sin darles la posibilidad de que se integren socialmente, es el camino más directo para que en el futuro el problema del racismo se acreciente. Ésa es una de las conclusiones a las que este fin de semana han llegado psicológos sociales de toda Europa reunidos en Granada para debatir el problema del racismo y la discriminación.

El congreso, en el que han participado especialistas que analizan el fenómeno de la inmigración en zonas como en El Ejido, en Almería, abordó durante los últimos cuatro días el fenómeno de la inmigración desde el punto de vista psicológico. Entre los datos más llamativos apuntados en el encuentro cabe destacar que el colectivo más rechazado en el Poniente almeriense es ya el de los magrebíes, seguido por el de la étnia gitana y, a más distancia, por los inmigrantes subsaharianos. Eso muestra una serie de prejuicios basados en el desconocimiento.

El coordinador del congreso, Miguel Moya, explicó que la solución al racismo está en una mayor educación de la población y en el afianzamiento de las relaciones interpersonales, más afectivas, con personas procedentes de otras culturas. Uno de los hechos de los que han constatado los psicólogos es que el racismo no se detecta entre niños de diversas culturas que acuden a un mismo colegio, y que los prejuicios crecer con la edad.

Otro hecho relevante es que el aislamiento de los inmigrantes en guettos o chabolas, primero los condena a la marginalidad, y luego hace que sean considerados como un peligro latente al no establecer lazos de comunicación o de conocimiento con ellos.

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