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La policía reclama más medios para erradicar el fraude del taxi en Barajas

Precintados 15 vehículos en sólo dos semanas por estafas a turistas

Antonio Jiménez Barca

Desde que la policía, en una operación piloto que empezó hace dos semanas, investiga los contadores de los taxis que operan en la terminal internacional de Barajas se han precintado 15 vehículos con el taxímetro manipulado. La policía sospecha que hay muchos más, y reclama más medios para atajarlos. La concejal de Policía Municipal, María Tardón, asegura que 'antes de las vacaciones de verano', esta terminal contará con más vigilancia para impedir que el fraude se extienda.

La policía que opera en el aeropuerto sospecha que uno de cada cinco taxistas que trabajan en Barajas cobra de más a los turistas que aterrizan en la capital. Basan sus cálculos en los testimonios de los propios taxistas y en los controles y en las inspecciones que llevan a cabo desde primeros de mayo a fin de descubrir a los profesionales del sector que no son trigo limpio. El año pasado no se precintó ningún taxi, pese a las reiteradas denuncias de las asociaciones de consumidores sobre la picaresca en el sector.

'Se ha atrapado a 15 coches porque nos hemos puesto a ello sólo 15 días. No podemos hacer más por falta de medios. Y cada operación nos lleva el día entero', comentan fuentes policiales. Denunciar a un conductor con el taxímetro trucado no es fácil. En primer lugar, los policías de Barajas tienen que coordinarse con otra dotación que opera en la avenida de América. Los primeros avisan a los segundos, después de haberse informado, de que determinado taxista es sospechoso. Los segundos lo paran en la confluencia de la avenida de América con la calle de María de Molina y lo inspeccionan.

Si la carrera cuesta más de lo debido (a esa altura, el taxímetro debe marcar más o menos 1.300 pesetas), los agentes deben llevar el vehículo a que lo inspeccionen unos técnicos de la ITV y otros de la Sociedad Cooperativa de Servicios de Auto Taxi de Madrid para certificar que el contador ha sido manipulado. 'Todo esto nos lleva la mañana', señalan los agentes. Sin embargo, el procedimiento de recopilación de pruebas es necesario para que luego 'todo no quede en la palabra del policía contra la del taxista, porque entonces el proceso acaba en absolución', explica el concejal de Circulación, Sigfrido Herráez.

María Tardón, concejal de Policía Municipal, adelantó que 'antes del verano se espera que esté en marcha una garita en la terminal internacional que servirá para que la Policía Municipal incremente el control sobre el sector'. Sin embargo, la edil asegura que 'no se trata de perseguir a los 15.000 taxistas que operan en Madrid o a los 400 que lo hacen habitualmente en el aeropuerto de Barajas, sino de llevar a cabo acciones ejemplarizantes'.

Eugenio Morales, edil del PSOE, señala que éste es un problema que afecta a una 'parte del sector del taxi solamente'. 'Pero los timos de taxistas en Barajas se saben desde hace muchos años y el PP nunca ha puesto en marcha nada para controlarlo. Los policías siguen sin medios para trabajar', añade.

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Tarifas ficticias y recibos falsos

La Policía Municipal atrapó a primeros de mayo en María de Molina un taxi con el taxímetro 'con cables conectados con la intención de manipularlo'. El pasajero, un extranjero nacido en Colorado (EE UU), ignoraba que desde Barajas a la confluencia de Cartagena con la avenida de América (lugar donde les pararon los agentes), la cifra que marcaba el taxímetro era exagerada: 1.900 pesetas. Por lo general, ese trayecto no cuesta más de 1.300 pesetas. Tras una inspección, y después de facilitar al turista otro taxi para que le llevara a su destino, los agentes obligaron al taxista sospechoso a abrir el maletero. Los policías se toparon con más sorpresas. El maletero encerraba 'cinco planchas de plástico, de color verde, amarillo, azul y gris, tamaño folio, de las utilizadas para colocar en la pantalla del taxímetro con el fin de no ver el importe'. Además, los agentes hallaron 'una fotocopia en forma de librillo en que en un lado figura el escudo del Ayuntamiento (...) y en su interior una serie de precios por trayectos muy superiores a los del servicio del taxi'. Tras buscar más en el maletero, los policías encontraron más objetos sospechosos: '630 recibos iguales a los oficiales, pero que carecen de licencia troquelada'. Estos recibos se utilizan para que no haya forma de localizar el número verdadero de la licencia al taxista, caso de que el cliente le denuncie utilizando como prueba ese papel. Dada la cantidad de recibos falsos, los agentes sospecharon que el taxista 'puede proveer de ellos al resto de taxistas'. Después, obligaron al taxista a desplazarse al centro de Inspección Técnica de Vehículos (ITV) en Getafe. Allí, los técnicos concluyeron, tras examinar el taxímetro, que la inspección era 'desfavorable': 'Los precintos de la capilla del taxímetro estaban rotos'.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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