_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Acusados

Veo en el banquillo al consejero de Cultura de Madrid, Villapalos, aunque no por la distribución de cultura y la educación en la Comunidad, sino por unos millones de pesetas pagados en un asunto raro. Veo en el banquillo a López de Arriortua, mago de ingeniería y finanzas del automóvil, por si su magia pertenecía a otros. No en el banquillo, pero sí señalado por el Tribunal de Cuentas, el alcalde de Madrid, Manzano, también por un asunto de millones que no se justifican bien. No sé si estos asuntos favorecen o denigran a la democracia. Su frecuencia es muy alarmante. A favor de la democracia se descubren, se acusan, se publican (bendita televisión). Se juzgan, si es con la imparcialidad que se supone. O que no se supone: los profesionales se quejan de que todo funciona muy mal en la justicia y al final eso redunda en la injusticia. En contra de la democracia está el hecho de que se puedan producir, y que haya personas con firmas, disponibilidades y decisiones suficientes como para producir delitos económicos. De tal forma que no se sabe si junto a éstos habrá otros, mucho mayores, posiblemente capitales, que no se conocen, denuncian, juzgan o reprimen. Y es que esos delitos democráticos son dictatoriales: obra de las posibilidades que tiene la dictadura, la tiranía, el poder negro de permanecer en millones de lugares de la democracia.

Se puede suponer una democracia donde sólo la cáscara tenga esa morfología, mientras todo lo interior es arbitrario, criminoso. La democracia sería una disolución absoluta de la dictadura, un reparto de decisiones y una actuación de cada funcionario de manera que nada quedara a su ánimo. Estamos muy lejos de eso. De cuando en cuando se acusa a una democracia de ser una dictadura total, y ahora se suele señalar la de Fujimori. Pero para ello tiene que haber razones de una determinada política, porque cuando la dictadura democrática es de otra política, se condecora, felicita y abraza. No sé si la democracia de Berlusconi va a ser falsa, dictatorial, delictiva: hay sospechas, pero es una elección que se ha aplaudido en la España de Aznar. Cuando se recuerdan otros gobiernos en Italia no parece que Berlusconi sea el más sospechoso, sino el menos disfrazado: no necesita el crucifijo que legalizaron otros gobernantes. El mismo, enorme y dominante, de la mesa de Manzano.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_