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La derecha ayuda a Jospin a sacar adelante la ley de autonomía corsa

Veintitrés diputados de la oposición de centro-derecha votaron ayer a favor de la autonomía de Córcega junto con el Gobierno socialista de Lionel Jospin, que sufrió la abstención de 30 comunistas y el esperado voto en contra de los siete parlamentarios que lidera el ex ministro Jean-Pierre Chevènement.

De este modo se consumó el primer voto global de la Asamblea Nacional sobre el estatuto de Córcega, al que le queda un largo recorrido por el Senado y vuelta posterior a la Asamblea y cuya redacción actual no convence ni a los nacionalistas corsos ni a los republicanos a machamartillo.

En principio, el resultado es bueno para el Gobierno: 287 votos a favor, 217 en contra y 63 abstenciones. Entre estas últimas se anotó la del ex presidente de la República Valéry Giscard d'Estaing, un motivo evidente de satisfacción para el Gobierno de la "izquierda plural", que ha contado también con la posición favorable de figuras destacadas de la derecha.

Para conseguirlo, el Gobierno tuvo que multiplicar sus maniobras tácticas. En un primer momento aguó el proyecto durante su trámite en la comisión de leyes de la Asamblea, hasta dejar la enseñanza de la lengua corsa en una materia opcional y condicionando toda medida legislativa de la Asamblea corsa a la autorización del Parlamento nacional.

Después, en algunos sectores del centro-derecha surgió la idea de "descentralizar" Francia como un objetivo político importante para el futuro. ¿Alguien recuerda lo del café para todos con que el Gobierno de Adolfo Suárez zanjó los problemas en torno a la configuración de las autonomías durante la transición española? El discurso de la "descentralización para todos" se encuentra hoy en Francia a la orden del día. De repente, en uno de los debates sobre Córcega, el ministro del Interior, Daniel Vaillant, sorprendió a los diputados con su postura a favor de la "descentralización" y anunció que va a introducir enmiendas en un proyecto de ley de inmediata tramitación.

He aquí una prueba más de que en Francia se puede reformar hasta lo aparentemente más sagrado de esta República laica, con tal de que el lenguaje empleado sea lo suficientemente oscuro como para no alarmar demasiado.

Proceso por tráfico de armas

Por otra parte, el eurodiputado Jean-Charles Marchiani fue inculpado ayer dentro de la investigación de la justicia francesa por la venta ilegal de armas a Angola durante los años ochenta, que salpica a los Gobiernos de la época, informa France Press. Marchiani es un hombre próximo al ex ministro del Interior Charles Pascua, también incluido en el proceso.

Marchiani es sospechoso de haber cobrado importantes sumas de dinero como comisión por el tráfico de armas, dinero que habría llegado a sus bolsillos a través de la empresa Branco, cuyo dirigente, Pierre Falcone, está encarcelado por el mismo asunto.

De momento, Marchiani conserva la inmunidad parlamentaria que le otorga su condición de eurodiputado y no puede ser detenido.

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