Saad Eddin Ibrahim: 'Cualquiera puede ser torturado en Egipto'
Condenado a prisión un destacado defensor de los derechos humanos
La imagen de estabilidad que proyecta Egipto en la escena internacional contrasta con su incapacidad para asumir una oposición política homologable. a condena a siete años de prisión de Saad Eddin Ibrahim, respetado profesor universitario y activista pro derechos humanos, conocida ayer, es una nueva prueba de la falta de tolerancia del régimen hacia la oposición interna. 'La situación se ha deteriorado. Cualquiera puede ser víctima de torturas', dijo Ibrahim a EL PAÍS, en una entrevista realizada en El Cairo durante la recta final de su juicio por 'manchar la imagen de Egipto en el exterior'. Según la misma sentencia, dictada por el Tribunal Especial de Seguridad del Estado, seis personas han sido enviadas a prisión y otras 21 condenadas, aunque no irán a la cárcel.
Un informe reciente de Amnistía Internacional denunció el uso 'extendido e indiscriminado' de la tortura en los centros de detención egipcios. 'No afecta sólo a los disidentes políticos; el ciudadano medio también se arriesga a ser víctima de malos tratos y tortura si por la causa que sea llega a ser sometido a un interrogatorio', aseguró Ibrahim, de 61 años, desde su despacho de la Universidad Americana de El Cairo, donde enseña Sociología Política. Ibrahim no dispone de cifras exactas, pero estima en varias decenas las personas que mueren cada año bajo custodia policial. 'Nadie está libre de peligro'. Reconoció, no obstante, que un su caso le trataron 'correctamente, de acuerdo con la ley'.
En la prisión de Tora, Ibrahim compartió 45 días con un millar de detenidos políticos que como él se encontraban en lo que, con inconfundible humor egipcio, llaman 'la recepción', el módulo de preventivos. 'La mayoría eran islamitas', recordó y, con toda seguridad, seguirán allí a la espera de juicio. Ibrahim cifra en 20.000 el número de detenidos por decreto administrativo. Otras fuentes lo elevan a 40.000. Aunque por ley, sólo se puede extender a un máximo de 45 días, las autoridades recurren a la técnica llamada de refrigeración. 'Les ponen en libertad cinco minutos y les vuelven a detener con cualquier excusa', explicó cuando estaba a punto de finalizar su proceso, que fue calificado de 'juicio político' por la oposición.
Ibrahim no tiene duda de que el presidente, Hosni Mubarak, en persona está detrás de todo esto. 'En especial después de la entrevista concedida a Newsweek, en la que tras negar el carácter político de mi detención, se contradice y afirma que pidió al fiscal que retirara la acusación de espionaje', manifestó. 'Llevo diez años reclamando la transparencia electoral y los derechos de los coptos, la gota que parece haber colmado el vaso fue mi artículo sobre la gomlukia'. Dicha palabra inventada, que se podría traducir como repurquía o república hereditaria, hacía referencia a la eventual sucesión de Mubarak, que tras dos décadas en el poder aún no ha nombrado un vicepresidente, por su hijo Gamal.
Tras ser investigado por 30 delitos, la fiscalía del Estado redujo finalmente sus acusaciones a cuatro: recibir 261.000 euros de la Comisión Europea, malversación de ese dinero, difundir rumores falsos y maliciosos para manchar la imagen de Egipto en el exterior y falsificar carnés de votantes.
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