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Grietas en la causa de la paz

Los grupos del movimiento ciudadano vasco ofrecen versiones diferentes sobre las consecuencias de los resultados electorales

Francisco Peregil

Las cuatro de la tarde del miércoles 15 de mayo, tres días después de las elecciones vascas. Un piso clandestino de San Sebastián, sin ningún distintivo exterior, sede de la plataforma ¡Basta Ya! Nueve personas congregadas. ¿Qué sintieron al ver que la mayoría de los vascos, muchos de ellos amigos, sobrinos, tíos, hermanos, compañeros, no votaron al PP ni al PSOE, la alternativa que ellos defendían y por la que estaban arriesgando la vida?

-Primero -explica una profesora- me dije: que le den dos duros a este país. Y después sentí vergüenza, la verdad. Me pregunté: ¿qué van a pensar de nosotros en el resto de España? Ahora, en vez de decir 'ETA no, vascos sí', a lo mejor se oye 'ETA no, algunos vascos sí'.

'Cuando supe los resultados de las elecciones, pensé: ¿qué más hace falta para cambiar las cosas?'
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-Yo el domingo dije que me iba -añade otra compañera-. Pensé que ahora que todo el mundo tiene un cuñado, un amigo, un conocido con escoltas, la sociedad gritaría ¡basta ya! Y resulta que sólo somos los mismos que ya gritábamos hace años basta ya. Más organizados, sí, pero los mismos.

Si se mide por socios o colaboradores directos, se podría decir que ¡Basta Ya! son sólo unas veinte personas. Si se les juzga por la capacidad de movilización, es preciso recordar que en la manifestación del 23 de septiembre, convocada por la plataforma en San Sebastián, cien mil personas corearon ¡basta ya!

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-La noche de las elecciones me pregunté: ¿qué más tiene que pasar aquí para que algo cambie? Y llegué a una triste conclusión: tienen que matar a mucha más gente.

-Yo, después de acostar a mi niño -señala Maite Pagazaurtundua, concejal socialista de Urnieta, Guipúzcoa, 5.300 habitantes, única de los presentes autorizados a dar nombre y apellido, por estar protegida-, lo primero que pensé lo hice en euskera. Me dije: qué barato resulta que te maten en esta tierra. Inmediatamente después pensé en los amigos muertos: en Fernando [Buesa] y José Luis [López de Lacalle]. Seguro que si José Luis viera el panorama pensaría: 'De la que me he librado'. Todo esto me recuerda a cuando te dejaba el novio de adolescente y te decía: 'No sé por qué te has hecho ilusiones, si es que nunca te he querido. Me voy con ésta que tiene caserío'. Aquí la gente no ha querido renunciar a su bienestar económico. Se vive bien, muy bien. Y éste es un pueblo muy temeroso. No hay que olvidar que, cuando Franco venía de vacaciones a San Sebastián, muchos vascos salían a saludarle a los balcones.

Dos días después de aquella noche de domingo en que algunos miembros de la plataforma sopesaron la posibilidad de abandonar la tierra donde nacieron, se reunieron en la sede de San Sebastián y... 'Acordamos seguir en la brecha', comenta una secretaria. 'Tampoco es tan fácil irte, aunque quieras. No todo el mundo puede cambiar su trabajo. Además, si dijeras que pasando de todo fuésemos a vivir mejor, a lo mejor podrías planteártelo. Pero no va a ser así. Yo esto no lo hago ni por la patria ni por nada. Lo hago por dignidad personal. Y, por favor, haz constar que nos da muchísima rabia hablar sin dar nuestros nombres'.

Lo que sí que se están planteando en ¡Basta Ya! es cambiar de estrategia, seguir denunciando los atropellos a los derechos humanos, pero tal vez de otra forma que aún no tienen clara. 'Mi hijo', relata una profesora, 'me decía que, si hace diez años los lisiados de ETA se hubieran puesto a dar vueltas en círculo frente a la sede de HB, tal vez los resultados habrían cambiado un poco'.

-Seguiremos con la misma ilusión -sentencia Maite Pagazaurtundua.

Ante esas palabras, un compañero trata de contener la risa, pero no puede, se le escapa y, cuando el periodista repara en ello, casi todos reconocen que es imposible seguir con la misma ilusión, al menos tres días después de las elecciones, pero aseguran que van a intentarlo. 'Hay 575.000 personas que votaron al PP y al PSOE. No estamos solos', concluyen.

De parecida forma a ¡Basta Ya! piensa la veintena de personas, casi todas con escoltas, que integran el Foro Ermua, creado en abril de 1999, meses después del asesinato del concejal Miguel Ángel Blanco.

El presidente del Foro, Vidal de Nicolás, de 79 años, comenta: 'Hubo mucho desánimo la noche del domingo, gente que quería abandonar. Pero ya nos hemos repuesto. Seguiremos en la brecha. Y sin ayuda de partidos políticos. Nicolás Redondo proponía que se creara una fundación para luchar contra la creciente indefensión que padecemos. Pero el jueves nos reunimos los del Foro Ermua y decidimos que no queremos fundaciones. Queremos preservar nuestra independencia al margen de los partidos políticos'.

La lectura que extraen los movimientos cívicos Elkarri y Gesto por la Paz de las elecciones es bien distinta a la del Foro Ermua y ¡Basta Ya! Gesto por la Paz cuenta con 130 grupos diseminados por distintos barrios de todo el País Vasco, que desde 1986, después de cada atentado mortal, se concentran silenciosamente en señal de protesta. Colaboradores directos, según la organización, son unos 300. Pedro Luis Arias, profesor ingeniero de la Universidad del País Vasco, cuenta en nombre de la organización cómo se interpretan los resultados electorales: 'A pesar de que en Gesto por la Paz hay gente de todas las tendencias políticas, el sentir mayoritario fue de moderado optimismo. Estos resultados no van a ser el bálsamo de fierabrás. Pero creemos que la situación ahora está menos bloqueada que antes del domingo'.

'Las elecciones', continúa Pedro Luis Arias, 'han demostrado que el ciudadano común no es fácilmente manipulable. Desde los medios de comunicación ha tenido un eco muy importante todo lo que hacían o decían los líderes de ¡Basta Ya! Pero la gente tiene criterio, y eso a pesar de que la manipulación de los medios ha sido tremenda. Mi padre no es nacionalista. Pero cuando vio que en Televisión Española no salía ni una reacción de condena del PNV al atentado del presidente del PP en Aragón, mi padre reconoció que eso era impresentable. Como también es impresentable el hecho de que en la ETB, la televisión del País Vasco, cuando salió Mayor Oreja reconociendo que el PNV había ganado las elecciones, dividieron la pantalla en dos y en la otra parte se veía la fiesta de la gente del PNV celebrando la victoria en el hotel'.

'A nosotros', añade el representante de Gesto por la Paz, 'vincular el derecho a la vida y la libertad con opciones políticas no nos parecía correcto. Por eso vemos los resultados con optimismo'.

'A nosotros', alega el alcalde socialista de Ermua, Carlos Totorika, de ¡Basta Ya!, 'concentrarnos en silencio no nos parece suficiente. Eso podría estar bien hace diez años cuando la gente estaba muerta de miedo. Hoy hay que alzar la voz'.

Los miembros del colectivo Elkarri, que aglutina a más de tres mil socios y cien grupos de voluntarios, son también partidarios de alzar la voz. Pero para pedir diálogo sin exclusión de ningún grupo político. 'El problema', arguye Totorika, 'es que donde ellos dicen diálogo nosotros seguimos viendo cesión y chantaje'.

¿Se oyen voces de autocrítica en ¡Basta Ya!? Una integrante de la plataforma aduce que las mayorías no siempre tienen toda la razón y que a Hitler lo llevaron las urnas al poder.

El alcalde socialista de Ermua, Carlos Totorika, localidad donde el PSOE ha perdido cinco votos, el PP 200 y el PNV ha ganado 900, sí reconoce un error: 'Cometimos uno sólo. Pero probablemente volveríamos a cometerlo. Hemos hecho una campaña basada en una política de valores. Ante el problema de los asesinatos, la vivienda, la sanidad, el producto interior bruto, pasaron a un muy segundo plano. Y en el tema del euskera hemos abierto un frente que les ha servido a los nacionalista para gritar 'que vienen los españoles a cargarse las ikastolas'. ¿Cómo nos vamos a cargar nosotros las ikastolas? A un concejal del PNV de Ermua le dije esa misma noche: 'Lo que más me ha dolido de toda la campaña es que dijeras que mi voto era el voto de Madrid. Me cago en la leche, si es que soy vasco, aparte de los 36 apellidos y todas esas zarandajas, es que soy vasco, ¿no lo ves?'.

Elkarri es el grupo que más contento se declara tras las elecciones porque, según su coordinador de área, Gorka Espiau, los votantes han venido a pedir a los políticos lo que Elkarri viene demandando desde hace años: diálogo sin exclusiones. 'La locura de ETA se ha visto desautorizada. Y la estrategia de negación del diálogo de Mayor-Oreja, también'.

Desde ¡Basta Ya! se tiene la impresión de que los miembros de Elkarri son los pacifistas que más cómodamente viven en el País Vasco. 'Es cierto que como Elkarri nunca hemos recibido amenazas de nadie', asume Gorka Espiau, 'y que la mayoría de nuestros socios no necesitan escoltas. Pero sí que hay miembros de Elkarri, como Ernest Lluch, que han sufrido atentados'.

Con optimismo o sin él, con ilusión o sin ella, los cuatro grupos piensan seguir adelante. A pesar de todo.

'Tenemos fosas para todos'

Entre los anónimos recibidos por ¡Basta Ya!, uno es de clara amenaza: 'Ancha es Castilla. Tenemos suficiente terreno para enterraros a todos'. Y otro, de sorna: '¿Dónde están ahora vuestros líderes que tanto salían a dar la cara? ¿Por qué no hablan del batacazo en las urnas?'. Sin embargo, la mayoría de los mensajes, como éste, remitido con el nombre y los dos apellidos, son de apoyo: 'Yo, como humilde ciudadano que se considera de algún modo implicado, pretendía renunciar a la cómoda vida que llevo en estos momentos -desde un punto de vista profesional y familiar- para poner mi grano de arena (sin falsa modestia, mi currículo no es nada desdeñable) de algunos de estos vascos de bien'. De Ciudad Real procedía éste, también con nombre: 'Tanto mi familia como yo, después de los resultados, os seguimos mandando nuestro apoyo en un momento que al menos desde aquí se vive con decepción y preguntándonos qué tipo de moral tienen vuestros conciudadanos para que, a pesar de ver situaciones como las vuestras (escoltas, peligros para vuestra vida) continúen votando a los que hacen desde el poder la vista gorda ante estas situaciones'. 'Ahora más que nunca', señala en otro mensaje una mujer del País Vasco, 'la sociedad civil debe demostrar que puede hacer lo que los partidos no pueden o no saben. Lleváis mucho recorrido, no es justo que lo hagáis sólo vosotros, pero no estáis solos'. Un dirigente de ¡Basta Ya! explica que la gente que colaboraba con la plataforma desde una tercera fila, de forma muy indirecta, es la que más animada se encuentra ahora.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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