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Reportaje:MUJERES

Papel de seda, papel de lija

LA INCORPORACIÓN DE LA MUJER AL CÓMIC AÑADE UNA NUEVA SENSIBILIDAD AL MEDIO

Cuando, a principios de la década de los noventa, empezó a cuajar la popularización del cómic japonés en España, un fenómeno singular se detectó en las secciones de correos de estas publicaciones: las chicas regresaban a la lectura de cómics. El masculino mundo de los superhéroes las había distanciado de este medio, y lejos quedaban las publicaciones específicas para chicas, como Lily, publicado por Bruguera en los setenta y los ochenta, o Azucena y Mary Noticias, populares cómics para chicas en los sesenta. La protagonista de esta última historieta, dibujada por Carmen Barberá, abría las puertas a la chica liberada y profesional, aunque dentro de los cauces que una publicación de este tipo podía tolerar la censura franquista.

'El manga -decían muchas de las nuevas lectoras- nos gusta porque habla de sentimientos'. Los japoneses, cuyo mercado interior de historieta está segmentado por capas sociales muy estratificadas, ofrecían a las jóvenes una sensibilidad hecha a medida. Una de las novedades de éxito de la pasada edición del Salón del Cómic en cuanto al soho manga, nombre con el que se define el cómic japonés para chicas, ha sido Utena, la chica revolucionaria (Norma Editorial) de la dibujante japonesa Chiho Saito. Esta historieta relata las vicisitudes de una joven con problemas de adaptación en su escuela y que pronto va a seguir un destino comprometido y mágico. Con elementos de fantasía, este tipo de series tratan problemas cotidianos, como el enamoramiento, el desamor, la amistad, los celos o los conflictos familiares y escolares. Una de las series de referencia para este tipo de obras es Video Girl Ai, uno de los mangas de mayor éxito en España. Su argumento, un tanto delirante, parte de la historia de un chico que se enamora de una muchacha que vive su existencia en una cinta de vídeo. 'Esta serie fue la que nos aficionó al manga', opina la dibujante valenciana Rebecca Tomillo, una de las creadoras, junto a Nuria Trías de Igualada (Barcelona), Mayeska Maximinino, de Castellón, y la guionista Julia Pérez, también valenciana, del fanzine PPT (Piedra, papel y tijeras). Todas ellas, con edades comprendidas entre los 21 y los 29 años, se conocieron en el Club Manga. Su caso es un claro ejemplo de la participación femenina fomentada por la afición al cómic japonés.

Pero no sólo el manga está propiciando el protagonismo de la mujer en el cómic. Los aspectos formales de lenguaje y creativos también están cambiando con la presencia intensificada de la mujer de la historieta. Una de las novedades de la editora independiente Inrevés Edicions ha sido Diario de Nueva York, de Julie Doucet (Montreal, Canadá, 1965). Doucet se convierte en protagonista de su propia historieta y narra las calamidades en las que se vio envuelta durante los meses en que residió en Nueva York con su novio. La también independiente Sinsentido acaba de lanzar Silent Blanket, de Gabriella Giandelli (Milán, 1967), una trama de serie negra con asesinatos de maridos incluida. La misma editorial ha publicado Pastilla, de Francesca Ghermandi (Bolonia, 1964), una obra de cargado aire metafórico en la que la protagonista es una niña con forma de pastilla.

Según la dibujante Laura (Barcelona, 1958), que prepara una adaptación de Las mil y una noches para Edicions de Ponent, para la que realizó el álbum Las habitaciones desmanteladas, 'ha pasado la etapa feminista; la valoración de las mujeres tiene que hacerse considerándolas como sujeto. Cada mujer tiene unas aportaciones específicas'. Laura considera que el mundo del erotismo ha cambiado mucho con la visión de las autoras de cómic. 'Intento dar una visión diferente del sexo porque no me interesa la pornografía, que es un desprecio a los cuerpos y al sexo'.

Nuevo lenguaje

Para Laura, lo que es una novedad en cuanto al cambio que han producido las mujeres en el mundo del cómic es en su aportación al medio. 'Hay una nueva manera de investigar el lenguaje del cómic, en la que las nuevas autoras han hecho una gran aportación'. En este sentido, Laura cita el trabajo de su colega valenciana Ana Miralles.

'No creo que sea nada buscado, pero es lógico que yo, como mujer, exprese todas mis obsesiones', dice la dibujante argentina Mariana Chiesa (La Plata, 1967), una autora formada siguiendo la estela de Alberto Breccia. Chiesa reside en Barcelona y ha publicado en las revistas El Ojo Clínico y Zona de Obras.

Aunque lleva años concentrada en la ilustración, la valenciana Ana Juan acaba de lanzar al mercado el álbum Amantes (Norma Editorial), un singular libro con viñetas a toda página formado por pequeñas historias de amores. Amores infantiles, de madurez. Amores prohibidos, incomprendidos o insólitos. Esta obra fue un encargo de la editorial japonesa Kodansha, que durante la década de 1990 intentó reclutar, sin que nadie, ni los propios autores, supiera con qué motivo. Tras pasar una breve estancia en Japón, la obra no ha visto la luz hasta su actual edición española.

Mucho más ácida es la actuación creativa de Maitena, desde las páginas de EPS (El País Semanal), y Mariel, desde El Jueves. Ambas autoras realizan un trabajo periódico en el que el humor sirve para dar la vuelta a las relaciones entre el hombre y la mujer.

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