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El Alavés ve lejos 'su' UEFA

El Barcelona renuncia en Mendizarroza al buen gusto para exprimir sus posibilidades de entrar en Liga de Campeones

Liga de Campeones, UEFA. Palabras demasiado mayores para un partido menor. El Alavés puede refugiarse en el cansancio y la modorra posteuropea. Seguramente le afectó, más en lo mental que en lo físico porque Mané buscó frescura con tres mediapuntas nuevos con respecto al partido de Dortmund. El problema es que el Alavés no jugó con once, sino con alguno menos. Tuvo demasiadas ausencias (Magno, Contra...) y, por tanto, problemas.

El Barcelona también enseñó todas sus penurias, que son menos coyunturales que las de su rival. Tiene verdaderos problemas de organización. Por poder, también podría disculparse hablando del nuevo esquema, del cambio de entrenador. Sea lo que sea, se ha visto que su fútbol es de un perfil bajísimo y sólo se repone cuando todos los factores se conjuran a su favor. Pero claro, cuando un partido se pone fácil gana hasta el más pusilánime.

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Al Barça de ayer sólo se le puede admitir su inteligencia. Ayudó a que el partido comenzara con un ritmo alto, justamente lo peor que le podía ocurrir al Alavés. Sólo hizo eso, y una jugada muy larga y elaborada que, ante la descolocación de los alavesistas, terminó en pies de Overmars y en gol. A raíz de ahí se vio un Barça conformista, con un fútbol inexistente y destructivo, la antítesis de sus esencias. Maneras propias de otro tipo de clubes, mucho más pequeños.

El gol hizo justicia con Overmars, el único futbolista sobre el terreno que tuvo velocidad y que vio el campo con sus verdaderas dimensiones. A todos los demás, barcelonistas y alavesistas, se les hizo diminuto. No existieron las bandas ni una elaboración mínima. Por extensión, nadie imaginó una sola jugada digna. Nada que no fuera un balonazo colgado al área o una jugada a balón parado. Geli, en el Alavés, fue el único que se acercó a la actitud comprometida de Overmars. Por los costados derechos, nada de nada.

El Alavés, tan admirado en la UEFA por su capacidad para sacarse de la chistera goles de todos los colores, cayó en la rutina de sus jornadas resacosas. El fenómeno, por reiterativo, resulta desconcertante. Es un círculo vicioso. La competición que ha dado gloria al Alavés le ha afectado tanto anímicamente en la Liga que está a punto de cerrarle las puertas de repetir su participación en la próxima temporada. Una nueva prueba de que la gloria es de los campeones y sólo de los campeones. De haber ganado al Liverpool, el Alavés estaría de oficio en la próxima UEFA. Ahora corre el grave riesgo de quedarse sin absolutamente nada.

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