Peña-Toro retrata en una exposición la decadencia de los edificios de playa

Peña-Toro, uno de los pocos artistas que fueron seleccionados por Sandunga, la única galería de Granada presente en ARCO, para mostrar lo que se crea actualmente en la ciudad, se ha dedicado en los últimos meses a reproducir hasta el último detalle la luz del invierno, las persianas cerradas, las rejas de los balcones y el perfil seco de los inmenos bloques que pueblan las primeras líneas de playa de la Costa Tropical. Cuadros con cielos tormentosos, y sin embargo llenos de luz, puertas gastadas y perspectivas inquietantes reproducen los edificios que en su día proyectó el arquitecto Renato Ramírez en pleno boom costero de los años sesenta y setenta.

Los cuadros, como precisas fotografías, reflejan, según su autor, un 'movimiento moderno' de la arquitectura que ha terminado siendo una especie de predecesor de la 'estética deconstructivista' que muestra, en cierta forma, lo que comienza a ser la decadencia de los grandes edificios de apartamentos que se instalaron en primera línea de playa despojados de cualquier sentido que hoy podría resultar estético.

Joaquín Peña-Toro pertenece a un grupo de nuevos pintores que han encontrado en las técnicas de Antonio López el camino más idóneo para expresarse dentro del hiperrealismo. A ese grupo pertenece también el pintor Alfonso Luque, que ha centrado su atención en las arquitecturas de la Alhambra. Ambos presentan características similares a Xavier Montsalvatge quien, en otra galería de la ciudad, Contemporánea, se ha dedicado a retratar las ciudades industriales, ese tipo de edificaciones surgidas al amor de las grandes fábricas.

Bloques introduce también algunas curiosidades, como un imponente cuadro de Manhattan o el fragmento mínimo de un cuadro renacentista de la catedral de Granada que, reproducido una y otra vez, parece haber sido tratado con técnicas de ordenador y sometido a las tramas de los pixels en las pantallas.

Dar al-Horra

Otra de las salas del Palacio de los Condes de Gabia recibe una exposición no menos sorprendente de la artista catalana Susana Solano, una serie de instalaciones hechas a base de mallas metálicas ideadas para adornar momentáneamente el palacio de Dar al-Horra, un monumento nazarí contemporáneo de la Alhambra.

Susana Solano, ayudada tan solo por las mallas, crea objetos de aire futurista y enigmático, que recuerdan a veces las celosías musulmanas o simulan, con el alambre, las formas acuáticas. Su obra puede contemplarse tanto en el Palacio de los Condes de Gabia como en el monumento nazarí.

Junto a las instalaciones metálicas, la artista expone diversos conjuntos fotográficos de gran impacto visual, como la serie homo homini lupus ('El hombre es un lobo para el hombre'), que muestra a un perro destrozando una muñeca, u otra serie en la que compara como el tiempo puede destrozar tanto el rostro de una mujer como el marmol de una estatua.

Solano, que ha sido galardonada con premios como el Utsukushi-Ga-Hara Open Air Museum de Tokio, o el Premio Nacional de las Artes Plásticas, se caracteriza, ante todo, por la contundencia de sus propuestas artísticas y las continuas sugerencias de su obra, en la que el metal es pieza imprescindible. Como también lo son las gasas de Turquía o telas de países del Tercer Mundo, que sirven para dar color a su obra y ofrecer reposo a los visitantes.