'Tenemos 130 niños muertos, 10.000 niños heridos y 1.000 niños inválidos'

El médico Riyad al Zanun, de 63 años, es ministro de Sanidad palestino. Aceptó el cargo sin pensárselo mucho, después de tres décadas de ejercicio profesional como especialista en estomatología, un buen día en que se encontró de bruces con el presidente Yasir Arafat: '¿Quieres ser mi ministro de Sanidad?'.

La primera Intifada la vivió como médico en el hospital General de Gaza, su ciudad natal, de la que se vio obligado a salir por 'recomendación' expresa de las autoridades israelíes, que le amenazaron si continuaba curando a los heridos. Tras casi dos décadas de exilio -Kuwait y Colombia- vuelve a estar junto a los heridos de esta nueva Intifada, en la misma ciudad, pero ahora como ministro de Sanidad.

Riyad al Zanun, formado en la década de los sesenta en la Universidad de El Cairo, compatibiliza sus responsabilidades médicas con sus actividades políticas. Mantiene su escaño de parlamentario en el Consejo Legislativo Palestino, representando a sus conciudadanos por Al Fatah. Pero ha dejado todos sus cargos en la dirección del partido gubernamental. Son momentos difíciles. El tiempo no le da para más.

Pregunta. ¿Qué es lo peor?

Respuesta. El principal problema es el Ejército de Israel, que no nos deja llevar a los heridos a nuestros hospitales. Los accesos de las ciudades están cortados. Por ejemplo, en Gaza tenemos un gran centro construido con la ayuda de la Unión Europea, con una capacidad de 240 camas; sólo hay un centenar ocupadas. El Ejército de Israel controla la carretera de acceso.

P. ¿Solución?

R. Hemos empezado a abrir hospitales de campaña. Nos cuesta mucho dinero y esfuerzo. Estamos en ello. En Cisjordania, fragmentada por el Ejército en 28 partes, hemos abierto ya nueve hospitales de campaña. En Gaza hay otros dos. Tenemos que llegar a 24.

P. ¿Qué es lo que falta en los hospitales?

R. Material para los bancos de sangre. No tenemos aparatos para examinar la sangre de las transfusiones. Faltan también medicamentos caros, para el cáncer o las enfermedades difíciles.

P. ¿Y los puentes de ayuda internacional a Egipto o Jordania?

R. Al principio de la Intifada funcionaron muy bien. Teníamos ayuda internacional, medicamentos, personal sanitario de todas las naciones amigas y evacuábamos de 100 a 150 heridos por día, los casos más delicados a los países vecinos. Ahora es imposible, ya que el aeropuerto está cerrado. La única vía de salida hacia Egipto o Jordania es la carretera, y esto es siempre complicado.

P. ¿Pero ahora también hay menos heridos?

R. Es cierto. En los dos primeros meses teníamos de 100 a 300 heridos por día. Después del tercer mes han bajado en número, pero sus lesiones son mucho más graves, más críticas. Aumentan las parálisis y hay más casos mortales.

P. ¿Ha cambiado el armamento del Ejército israelí?

R. Utilizan material de combate más sofisticado. Pero, además, le diré que hay cosas que nunca había visto antes a pesar de que llevo 40 años de profesión y he vivido cuatro guerras. Me encuentro cosas increíbles: balas que se fragmentan en el interior del cuerpo y matan a las células. Estamos siendo el campo de experimento de la nueva tecnología militar israelí. Así lo he denunciado ante los foros internacionales.

P. ¿Y el balance?

R. Hasta hace una semana teníamos 510 muertos, de ellos 131 menores. Hemos superado ya los 25.000 heridos, el 40% de los cuales son niños por debajo de los 18 años. Un 15% de los lesionados lo son por emanaciones de gas. Hay 32 niños que han perdido un ojo por disparos de los francotiradores. Tenemos ya 2.200 nuevos inválidos que han perdido un brazo o una pierna, el 48% son niños. ¿Quiere más cifras?

P. ¿No le asusta tanto muerto?

R. No vamos a rendirnos. Vamos a continuar trabajando aunque sea muy oscura la noche. Al final va a salir la luz. Aunque cueste, un día u otro tiene que venir la paz.